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LA HUMILDAD FRANCISCANA 197 estas gentes." Y cuando el Fraile, aunque fuera contra su voluntad, lo trataba de hombre grosero e inútil, se reía alegremente, le aplaudía y respondía: "Dios te bendiga, hermano, pues dices la pura verdad; tales cosas debe oír el hijo de Pedro Bernardone" ( 62 ). Solamente se alegraba de las alabanzas de los hombres cuando esas J se referían a la alabanza de Dios. Predicó en cierta ocasión con mucho éxito en Terni. Cuando hubo concluído su sermón, el obispo dijo al pueblo: "En estos últimos tiempos Dios ha esclarecido a su Iglesia por medio de este hombre pobre y despreciable, simple y sin letras. Por eso debemos dar gracias a Dios sin cesar, considerando que no a todos los países ha concedido tal gracia." Cuando oyó Francisco que el Obispo alababa a Dios, y a él le presentaba como hombre despre– ciable, arrojóse a sus pies y dijo lleno de santa alegría: "En verdad, Señor Obispo, que me habéis honrado grandemente; otros me roban lo que es mío, vos me lo conserváis intacto. Vos habéis separado lo precioso de lo vil, dando como hombre discreto a Dios la abalanza y a mí el desprecio" ( 63 ). Así, pues, Francisco quería ser nada más que una so::nbra en pre– sencia de la luz eterna o por mejor decir quería que mm esa sombra desapareciera en la luz divina. Comparaba al verdadero siervo de Dios con un cuadro que representa y glorifica al Salvador o a su bendita Madre María. La imagen no reclama para sí la honra que sólo corres– ponde al Salvador, todo su honor consiste en promover y publicar la gloria de Dios. De igual modo el hombre no es más que una ima- 1 f , h \[ gen que representa los bene icios de Dios; más aun, el ombre es 1 todavía menos que un cuadro de pintura, menos aún que la tabla en que está pintada la imagen, es pura nada ante Dios; y por eso a Dios solo debe atribuir toda la gloria ( 64 ). (6 2 ) "Faciebat sibi e regione ab aliquo exprobrari. Vocabat quoque ad se fratrem aliquem dicens ei: Per obedientiam tibi dico, ut mihi duriter iniurieris et contra istorum mendacia vera loquaris. Cumque frater ille, licet invitus, eum rusticum, mercenarium et inutilem diceret, subridens et applaudens pluri– mum respondebat: Benedicat tibi Dominus, quia verissima loqueris, talia enim decet audire filium Petri de Bernardone." lbíd., I, n. 53. (63) "In veritate, Domine Episcope, magnum honorem mihi focisti, quo– niam quae mea sunt, auferentibus aliis, tu solus illaesa servasti. Separasti, inquam, pretiosum a vili, sicut discretus horno, Deo laudem, mihi vilitatcm reddendo." Tr-roM. CEL.. II, n. 141. (64) "Sicut enim in pictura Domini et beatae Virginis in ligno depicta hono– ratur Dominus et beata Virgo, et tamen lignum et pictura nihil sibi attribuunt, sic servus Dei est quaedam pictura Dei, in qua Deus honoratur propter bene– ficium suum, sed ipse sibi debet attribuere nihil, quia respectu Dei minus est quam lignum et pictura, imo est purum nihil, et ideo soli Deo gloria et honor cst reddenda, sibi autem solummodo verecundia et tribulatio, dum vivit ínter miserias huius mundi." Spec. perf., c. 45.

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