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196 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS a ti, por qué a ti?", le dijo un día Fray Masseo para probar su humil– dad. San Francisco respondió: "¿Qué es lo que quieres decir?" Fray Masseo añadió: "Digo, ¿por qué todo el mundo viene derecho hacia ti y todas las gentes parece que desean verte, oírte y obedecerte? Tú no eres hermoso de cuerpo, tú no posees gran ciencia, tú no eres noble. ¿De dónde, pues, viene que todo el mundo vaya tras de ti?" Oyendo esto San Francisco, muy regocijado en espíritu levantó la cara al cielo y por largo rato estuvo con la mente elevada en Dios y después que volvió en sí se arrodilló y dió gracias y alabanzas al Señor, y luego, con gran fervor de espíritu se volvió a Fray Masseo y dijo: "¿Quieres saber por qué a mí? ¿Quieres saber por qué a mí? ¿Quieres saber por qué todo el mundo viene detrás de mí? Esto me viene de aquellos ojos del Altísimo Dios, los cuales en todas partes contemplan lo bueno y lo malo, y como estos ojos santísimos no han visto entre los pecadores ninguno más vil ni más incapaz ni mayor pecador que yo; como para llevar al cabo la obra maravillosa que piensa hacer no ha encontrado criatura más vil sobre la tierra, por eso me ha elegido a mí para confundir la nobleza y la grandeza y la fortaleza y la hermosura y la sabiduría del mundo; para que se conozca que toda virtud y todo bien procede de Él y no de la criatura y ninguna persona se puede gloriar en su presencia y si se gloría, se gloríe en el Señor, a quien pertenece toda gloria y todo honor por toda la eternidad" (no). Por eso cuanto más alabado y venerado era, tanto más digno de desprecio se reputaba y tanto más se humillaba, y sufría mucho en su interior, cuando las gentes lo ensalzaban, oyéndosele sollozar y que– jar en medio de los gritos de júbilo de las muchedumbres. Mientras todos glorificaban sus hechos y sus virtudes, él sólo se ocupaba en ahogar en germen hasta los más ligeros movimientos de complacencia, para no ofender y apartar de sí los ojos de Dios ( 61 ). En medio de las entusiastas aclamaciones de la gente se dirigía a un hombre cual– quiera del pueblo, rogándole que le colmara de injurias; o hacía venir a un Fraile y le decía: "Te mando por obediencia que me llenes de graves injurias y me digas la verdad en oposición a las mentiras de (60) Actus b. Franc., c. 10. (61) "Verus sui contemptor omnes se ipsos contemnere verbo ex exemplo utiliter instruebat. Quid enim? Magnificabatur ab omnibus et laudabili iudi– cio efferebatur a cunctis, sed solus ipse se vilissimum reputabat, solus se arden– tissime contemnebat. Saepe namque ab omnibus honoratus dolore nimio saucia– batur." THOM. CEL. 1, n. 53. "Inanem quoque gloriam elidere studebat in semine, non sinens quod Dei sui offenderet oculos subsistere ve! momento. Nam multoties, cum multis attolleretur praeconiis, dolens et gemens protinus in trístítía subrogabat affectum... Nihil extraneae, nihil privatae gloriae dili– gebas, qui semper gloriabaris in Domino." lbíd., 11, n. 130.

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