BCCCAP00000000000000000000714
190 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS predicación o de persecución de sus cuerpos; mas si en alguna parte no fueren recibidos, huyan a otra tierra a hacer penitencia con la ben– dición de Dios" (39). Así lo había cumplido él durante toda su vida. Aconsejábanle cierto día los Frailes que alcanzara del Papa una carta para poder predicar en todas partes sin contar para nada con el clero. Mas él rechazó tal insinuación diciendo: "Vosotros, Frailes Menores, no conocéis la vo– luntad de Dios y no me dejáis convertir a todo el mundo, como Dios lo quiere. Pues yo ante todo quiero ganar a los Prelados con santa hu– mildad y reverencia. Tan pronto como éstos se den cuenta de nuestra santa vida y del humilde respeto que les tenemos, os pedirán que pre– diquéis en sus iglesias y que convirtáis a su pueblo, y ellos decidirán a éste a oír vuestros sermones más fácilmente que lo que podrían hacerlo vuestros privilegios, los cuales os llevan descaminados a la sober– bia" ( 40 ). Cuando a pesar de todo, Fray Felipe hubo obtenido un pri– vilegio a favor de las Clarisas, reprendióle por ello el Santo Fundador, "el cual prefirió vencer todas las dificultades por medio de la humildad antes que por medio de sentencias judiciales" ( 41 ). Su ingeniosa humildad sabía arreglar las cosas de tal manera, que también entre l~s Frailes quedara para él el último lugar. Los Tres Compañeros, cuando hablan de las primeras ordenaciones que hizo para la naciente Orden, añaden: "Aunque Francisco estaba elevado sobre todos los Frailes, sin embargo elegía a uno de los Frailes, que con él, moraban por su Guardián y Señor, a quien humilde y rendida– mente obedecía, para alejar de sí toda ocasión de soberbia. Delante de todos los Frailes inclinaba su cabeza hasta la tierra para hacerse digno de ser un día ensalzado por Dios entre los santos y elegidos" ( 42 ). Consideraba como la cosa más natural que en una Orden cuya divisa es el ser pequeño, fuera el más pequeño aquel que era padre y modelo de todos. Muchas veces decía a su compañero: "No me parece ser Fraile Menor, si no me encuentro en el estado de alma, que te voy a describir. . . He aquí que yo, siendo superior de los Frailes, voy al capítulo, predico y amonesto a los Frailes, y al final se grita contra mí: No nos conviene un hombre tan iletrado y despreciable, por eso no queremos que tú mandes sobre nosotros, porque eres hombre de poca palabra, simple e idiota. Por fin soy arrojado con baldones y despreciado por todos. Yo te aseguro, si no oigo estas palabras con rostro inalterable, con la misma alegría de espíritu, con el mismo (39) Testament., Opuse., ed. LEMMENs, 80; BoEHMER, 38. (40) Spec. perf., c. 50. ( 41) "B. Franciscus «omnia per humilitatcm maluit vincere quam per iudicii potestatem.»" IoRo. A lANO, n. 13. ( 42) Tres Socii, n. 57.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz