BCCCAP00000000000000000000714

EL MANTENIMIENTO DE LA VIDA EN LA ORDEN FRANCISCANA 175 mendrugos y pedacitos de pan seco; pero Fray Masseo, como era alto y bello de cuerpo, recogió muchos y buenos pedazos, y aun panes enteros. Después que hubieron pordioseado se reunieron fuera de la ciudad para comer en un sitio donde había una hermosa fuente, y al lado una gran piedra larga y hermosa, sobre la cual cada uno echó toda la limosna que había recogido. Y viendo San Francisco que los pedazos de pan de Fray Masseo eran más y más excelentes y mayores que los suyos, dió muestras de grande alegría y dijo: «¡Oh, Fray Mas– seo! No s.omos nosotros dignos de tan gran tesoro.» "Y repitió esta frase muchas veces, hasta que Fray Masseo contestó: «Padre, ¿cómo se puede llamar tesoro donde hay tanta pobreza y faltan tantas cosas de que tenemos necesidad? Nos falta mantel, cu– chara, cuchillo, platos, casa, mesa, criado o criada.» Dijo entonces San Francisco: «Pues esto es lo que yo reputo gran tesoro, porque no hay aquí cosa ninguna preparada por la industria humana, sino dispuesto todo por la Providencia divina como se ve claramente en el pan mendigado, en la mesa de piedra tan bella y en la fuente tan saludable y tan clara; por eso quiero que pidamos a Dios que el tan noble tesoro de la santa pobreza, que tiene por guardador a Dios, nos lo haga amar con todo nuestro corazón.» Y dichas estas palabras hicieron oración y tomaron la refección corporal acompañándola de piadosos cánticos" (1 49 ). Este episodio nos permite dirigir una mirada al íntimo santuario de la fe de Francisco en la Providencia y de los principios de economía del Santo. Dios inmediata e infaliblemente es su padre de familia y su administrador y ecónomo. Las criaturas que consciente o inconscientemente le hacen favores, no son a sus ojos más que los canales que reciben de la fuente divina y van repartiendo, no pudiendo por tanto agotarse ni faltar nunca. Y cuanto más cerca, cuanto más inmediatos estén a la fuente divina, cuanto menos sean tocados por manos de hombres, por cálculos naturales y por cuidados artificiosos, tanto más claramente se manifiesta en ellos la providencia del Criador. Así para Francisco toda criatura viene a ser hermano y hermana y bienhechor en Dios; todo el mundo viene a ser el repre– sentante de la Providencia de Dios para con él. Y cuanto menos posee él mismo, más seguramente se siente guarecido en Dios y en el mundo. La altísima pobreza es por eso su tesoro más precioso, el cual de todo coraz'ón quiere amar y guardar. En esta disposición de ánimo aparece Francisco poco después con sus once compañeros ante Inocencio III, con el fin de hacer aprobar la Regla de la Orden, que había escrito entretanto. El Papa, uno de (149) Actus B. Francisci et Sociorum eius, c. 13, ed. PAuL SABATIER, París, 1902, 46 s. Cfr. la traducción castellana (Del Apostolado de la Prensa), Flore– citas del glorioso señor S. Francisco y de sus Frailes, Madrid, 1913, 38 ss.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz