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170 LOS IDEALES DE SAJ.'i FRANCISCO DE ASÍS de sus bienhechores, que no a satisfacer sus propias necesidades corpo– rales, y tanto si daba limosna como si la recibía, siempre edificaba a los otros con su buen ejemplo ( 129 ). No menos que esa mendicidad codiciosa prohibía Francisco la men– dicidad perezosa, que procede del horror al trabajo. Esto se com– prende fácilmente en vista de las ideas, que tenía el santo Fundador en la cuestión del trabajo. Todo Fraile debía a ser posible ganarse el sustento de la vida trabajando con diligencia, y debían pedir limosna solamente cuando no encontraban un trabajo remunerador o se les negaba el merecido salario del trabajo. Donde más claramente se ve esto es en la vida del beato Gil. Éste nunca echa mano de la limosna o de la mendicidad, sino cuando no puede ganarse el pan cuotidiano con su trabajo, y sabe que está obligado a obrar de esa manera por un expreso mandato de San Francisco ( 13 º). Y de hecho Francisco en la Regla primera no permite el pedir limosna sino en caso de necesidad: "Y cuando fuere necesario, vayan los Frailes por la limosna" ( 131 ). Ahora que esta necesidad se presentaba en todos tiempos con fre– cuencia, dada la absoluta pobreza de los Frailes y su género de vida, que era más de predicación que de trabajo manual (1 32 ). Tan pronto ·como la Orden pasó a la vida sedentaria, cesó por completo, como hemos visto, el trabajo a salario entre los seglares y fué disminuyendo cada vez más también dentro de los conventos. Por eso ya en la Regla de 1223 se recomienda más generalmente la mendicación con estas palabras: "Los Frailes vayan confiadamente por la limosna y no deben avergonzarse porque el Señor se hizo pobre por nosotros en este mundo. Esta es aquella eminencia de la altísima pobreza, la cual os ha hecho a vosotros, carísimos hermanos míos, herederos y reyes del reino de los cielos" ( 133 ). latro de eleemosynis acquirendo eas vel utendo eis ultra necessitatem. Semper minus accepi quam me contingeret, ne alii pauperes defraudarentur portione, quia contrarium facere furtum esset." Spee. perf., c. 12. (1 2 9) "In eleemosynarum datione animarum lucrum potius quam carnis subsi– dium requirebat, et non minus in dando quam in accipiendo se ipsum ponebat ceteris in exemplum." THoM. CEL. II, n. 78. (13'0) Vita fr. Aegidii, ed. "Anal. franc.", III, 77, 83. (131) Regula, I, c. 9; Opuse., LEMMENs, 37; BoEHMER, 10. ( 1 32) La opinión de SABATIER (Speeul. pe1f., p. 64, nota 1) de que en un prin– cipio los Frailes Menores sólo podían pedir limosna para los leprosos, aparece manifiestamente inexacta en vista de lo que llevamos dicho. SABATIER cita el siguiente pasaje de la Regla de 1221: "Et nulio modo fratres recipiant vel recipi faciant, nec quaerant nec quaeri faciant pecuniam ve! eleemosynam." Pero esta lección es falsa. En el pasaje en cuestión no dice "pecuniam" vel eleemosynam", sino "pecuniam pro eleemosyna", o sea sencillamente que los Frailes no reciban limosnas de dinero. (133) Regula II, c. 6; Opuse., LEMMENS, 68; BoEHMER, 32.
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