BCCCAP00000000000000000000714
EL MANTENIMIENTO DE LA VIDA EN LA ORDEN FRANCISCANA 169 ver (1219-1235) refieren expresamente, que los Minoritas no guarda– ban ninguna clase de comida para el día siguiente, para que la pobreza, que observaban según el espíritu, se manifestase también en los hechos y en los ejemplos (1 23 ). El beato Fr. León añade que de hecho los Frailes en muchos lugares y sobre todo en ciudades, donde siempre pueden obtenerse las limosnas necesarias, nunca recibían más de lo que era absolutamente necesario para el día ( 124 ). Mas esto no siempre y en todas partes podía llevarse a cabo. Refiere Jordán de Jano, que el Capítulo de las Esteras de 1221 hubo de ser prolongado por dos días, porque los tres mil capitulares tenían aún una grande provisión de pan y vino ( 125 ). San Buenaventura tampoco vacila en declarar: "Si consideramos atentamente el Evangelio, vere– mos claramente que nos prohibe sí la preocupación, pero no la previ– sión para el día de mañana, pues la preocupación significa el cuidado inquieto, la adquisición ilícita, el codicioso amontonamiento de cosas superfluas. Pues así como en las cos2s que tocan a la salvación del alma debemos arrojar en el Señor todo cuidado ( 126 ), así también debemos dejarle a él el cuidado de nuestro sustento corporal; pero sin embargo debemos proveernos de lo necesario, mientras podamos hacerlo sin perjuicio del bien espiritual, para no tentar a Dios, pretendiendo que todos los días nos proporcione el alimento milagrosamente. Así pues aunque los primeros Frailes por celo de mayor perfección solían reco– ger menos limosnas que ahora, sin embargo ni entonces ni ahora nos está prohibido pensar en lo porvenir y proveer lo necesario para un tiempo determinado, sobre todo tratándose de objetos necesarios, que no podemos mendigar siempre que tenemos necesidad de ellos" (1 27 ). Pero Francisco en ningún caso permitía usar más limosnas de las necesarias. Con mucha frecuencia repetía a sus Frailes: "Nunca fuí ladrón de limosnas, procurándolas o usándolas más de lo necesario. Siempre aceptaba menos de lo que me tocaba, para que los otros pobres no fueran defraudados de su parte correspondiente, porque hacer lo contrario sería un hurto" ( 128 ). Y aun cuando recibía las limosnas indispensables miraba más a promover la salvación del alma ( 12 3) "Si quis eis aliquid misericorditer contulerit, non reservant in poste– rum." IAcom V1mrACENs1s, Historia orientalis, lib. 2, c. 32, en BoEHMER, Ana– lekten, 103. "Nullum genus alimenti penes eos usque in crastinum reservatur, ut paupertas spiritus, quae viget in mente, actu sicut habitu omnibus innotescat." RoGERI DE, WENDOVER, Flores historiarum, ed. "Monum. Germ. hist. Script.", XXVIII, 41. (1 2 4) Spec. perf., c. 10. (125) Chronica, n. 16. (1 26) Ps. LXXII, 28. (127) Determinat. quaest., pars I, q. 7; Opera, VIII, 342. ( 128 ) "Dicebat B. Franciscus ista verba fratribus suis frequenter: Non fui
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz