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154 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS dijo el Cardenal: "¿A dónde vais a ir? Vosotros andáis vagando como los pájaros que no tienen nido" (M). Después de todo esto entendemos perfectamente el capítulo de la regla de 1221: "sobre la manera de vivir y de trabajar". Es del tenor siguiente: "Todos los Frailes, en cualquier lugar donde se hallaren para servir o trabajar, no sean camareros ni despenseros ni mayordomos en las casas de aquellos a quienes sirven; ni admitan algún cargo que pueda engendrar escándalo o traer perjuicio al alma; mas sean meno– res y sujetos a todos los que están en la misma casa. Y los Frailes que saben trabajar, trabajen y ejerzan el mismo oficio que conocen, si no es contra la salud del alma y pueden hacerlo honestamente. Pues dice el Profeta: Del trabajo de tus manos te alimentarás; serás dichoso y todo te irá bien ( 55 ). Y el Apóstol: El que no quiere trabajar, que no coma. Y cada uno permanezca en el arte y oficio en que ha sido llamado ( 56 ). Y por su trabajo puedan recibir todas las cosas nece– sarias, excepto dinero. Y cuando fuese necesario, vayan por la limosna como los otros Frailes. Y séales lícito tener las herramientas e instru– mentos necesarios para su oficio. Todos los Frailes cuiden de em– plearse diligentes en buenas obras, porque escrito está: Haz siempre alguna buena obra, para que el diablo te encuentre ocupado ( 57 ). Y otra vez: La ociosidad es enemiga del alma ( 58 ). Por eso los sier– vos de Dios deben ocuparse siempre en la oración o en buenas obras" ( 59 ). Francisco habla aquí en primer lugar de los Frailes que están em– pleados como sirvientes o jornaleros; pueden contratarse a su gusto, con tal que como Frailes Menores no admitan empleos de jefe ni un servicio que sea escandaloso o perjudicial para el alma. Después habla de los que saben trabajar o sea de los artesanos; cada uno de ellos debe permanecer fiel a su oficio también después de entrar en la Orden; por eso puede tener los instrumentos necesarios; como salario, reciba el mantenimiento de la vida, excepto dinero; si aquél se le niega, debe ir a pedir limosna, como los otros Frailes. Finalmente el Santo amonesta a estos "otros" Frailes que no están empleados ni como sirvientes ni como artesanos, que deben siempre ocuparse en alguna ocupación provechosa, aunque no sea más que para no estar ociosos. Esta ordenación acerca del trabajo refleja exactamente la práctica del trabajo en los primeros tiempos franciscanos. Hemos podido pro- (54) Jbíd., 83 s. (55) Ps., CXXVII, 2. (56) II Thess., III, 10; I Cor., VII, 24. (57) S. H1RRONYMUS, Epist., 125, n. 11; MIGNE, Pat. lat., 22, 1078. (58) S. ANSELM. CANT., Epist., lib. 3, 49; MrnNE, Pat. lat., 159, '81. (59) Regula I, c. 7; Opuse., ed. LEMMENS, 33 s.; BoEHMER, 7 s.

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