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134 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS ciones, como le habían obligado también al divino Salvador. La de– bilidad corporal y la crudeza de las estaciones debieron de exigirlas ya más de una vez en el tiempo en que la Orden se hallaba limitada a los soleados países del Sur, pero tan pronto como la misma empezó a extenderse por las regiones del Norte, el anterior vestido, ya no era suficiente en absoluto. De hecho ya los primeros Frailes que Francisco envió a Austria, Hungría y Alemania llevaban el año 1219 túnicas in– feriores y paños menores (1º 1 ). Poco después esta innovación fué oficialmente permitida para toda la Orden. Según la Regla de 1221 los profesos de la Orden reciben un hábito con capucho, además de la cuerda y paños menores (1º 2 ). Como el hábito junto con el capucho representa la figura de la cruz ( 103 ), él es el privilegio de aquellos que han tomado completamente sobre sí la cruz de Cristo. Por eso los novicios reciben dos túnicas sin el capucho, y en vez de este el ca– parón, con la cuerda y paños menores ( 1 º 4 ). En conformidad con esto se omite ahora en el discurso de la misión de los Apóstoles la prohibición de llevar dos túnicas y ya sólo se in– culca: "Los Frailes no lleven para el camino ni bolsa ni alforja ni pan ni dinero ni báculo" ( 1 º 5 ). Dos años más tarde a instancias de los Ministros (1° 6 ) desaparecen de la Regla aun estas últimas palabras (1º 7 ) y a todos los Frailes se concede sin condición una segunda túnica. Ahora se permite en caso de necesidad el llevar zapatos, lo cual se había evitado por completo en los primeros tiempos ( 1 º 8 ), y de lo cual (101) "Tunicas superiores. . . tunicas inferiores. . . et bracas." loRD. A !ANo, n. 6. Cfr. para el año 1221; ibídem, n. 20. (102) Regula I, c. 2; Opuse., LEMMENS, 27; BoEHMER, 3. (103) Francisco desde un principio tuvo a la vista este significado simbó– lico del hábito de la Orden: "Parat sibi ex tune tunicam crucis imaginem praeferentem." THOM. CEL., I, n. 22. De igual manera se expresan con frecuen– cia escritos posteriores. (104) Regula I, ibíd.; Opuse., LEMMENS, 26; BoEHMER, 3. (105) Ibíd., c. 14; Opuse., LEMMENs, 42; BoEHMER, 13. (106) Spec. perf., c. 3. ( 10 7) Sin embargo, la prohibición de dinero fué mantenida por otros pasa– jes, como luego veremos. (1'08) En los primeros años los Frailes no usaron tampoco sandalias. El mismo Francisco al escuchar su vocación definitiva, a¿:rojó de sí todo calzado (THOM. CEL. I, 22; Tres Soeii, n. 25). Que en los primeros años siguientes los Frailes no llevaban sandalias, se deduce también de una comparación que el Abad Burcardo de Ursperg ( t 1226) establece entre los pobres de Lión y los Frailes Menores: "Pauperes de Lugduno ... calceos desuper pedem precidebant et quasí nudis pedibus ambulabant... Pauperes Minores precise nudis pedibus tam aestate quam hieme ambulabant. (BuRCHARDI URSPERGENSrs Cbronieon, ed. ABEL-WEILAND, Monum. Germ. bist., Seriptores, XXIII, 376.) Es que Francisco, según lo hemos demostrado, sólo conocía un discurso de Jesús a los Apóstoles al enviarlos a predicar, el de San Mateo (X, 10), o San Lucas (X, 4), donde
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