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128 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS los actos de culto. De las crónicas de Tomás de Eccleston y de Jordán de Jano se desprende que ya en vida del Fundador, los Frailes se habían establecido fijamente en todas partes. Lo mismo atestiguan por lo demás las Reglas de la Orden y el testamento de San Francisco. Pero esos establecimientos debían ser en un todo conformes a la pobreza. Siempre que se trataba de edificar o admitir una casa, recor– daba Francisco aquellas palabras del Salvador: "Las zorras tienen cue– vas y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza" ( 65 ). Y añadía: "Por eso cuando los Frailes van a una ciudad, en que no tienen todavía residencia y encuentran alguno que les quiera dar tanto terreno cuanto sea necesario para instalar un lugar con un huerto y demás accesorios necesarios, deben ante todo tener en cuenta cuánto sitio les bastará atendiendo a la pobreza y al buen ejemplo, que estamos obligados a dar en todo" ( 66 ). Después los Frailes pueden levantar pobres habitaciones, con preferencia de barro y madera ( 67 ). Sin embargo Francisco no impuso un precepto sobre el material de construcción, porque se le indicó que en muchos sitios los edificios de madera eran más costosos que los de piedra ( 68 ). También por otro motivo de pobreza hubo que decidirse pronto por las construcciones de piedra. San Buenaventura lo indica de esta ma– nera: "Donde podemos, construímos casas de piedra; así no serán tan pronto destruídas por el fuego y el tiempo" ( 69 ). Los edificios debían ser nada más que lo suficientemente grandes para poder recibir a un número reducido de Frailes, porque le parecía difícil observar la pobreza habiendo una gran multitud (7°). Ni siquiera en la Porciúncula, donde con ocasión de los Capítulos Generales se juntaban los Frailes a cientos y aun a miles, debían construirse edificios correspondientes a ese número. No había allí más que una casita construída de barro y mimbres y cubierta de paja ( 71 ). Los capitulares que afluían de todas partes debían acampar al aire libre o en tiendas de campaña ( 72 ). La ciudad de Asís quiso remediar este inconveniente levantando en ausencia del Santo un gran edificio de piedra y cal. Cuando Francisco llegó para el capítulo, contristóse al (65) THoM. CEL. II, n. 56. (66) Spec. perf., c. 10. (67) "Docebat suos habitacula paupercula facere, ligneas non lapídeas, easque vili schemate casellas erigere." THOM. CF.L. II, n. 56; Spec. perf., c. 5, 10. (68) Spec. perf., c. ll. (69) Determinationes quaest., par 2, q. 6. Opera, VIII, 341. (70) "Volebat, ut fratres non in magna quantitate in locis collocarentur, quia sibi difficile videbatur in magna multitudine paupertatem observari." Spec. perf., c. 10. (71) Spec. perf., c. 7. (72) loRo. A lANO, n. 16.

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