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HERMANO LOBO: CARTA AL HERMANO LOBO O sé, mi Hermano Lobo, si al escdbir mis letras tú, foscamente f'1timo, aún morderás lá ausencia como un hueso desnudo, en tu alma compleja. O si acaso estarás viviendo tu poema de luna y de cariño con tu familia nueva. Yo te he de confesar, hermano, que en la tierra te tienen por muy malo, y que te llamar, fiera, y apodan lobo al hombre que en su .'1errnano se ceba. Y te he de confesar, iay!, para mi vergüenza, que aunque te quiero, Hermano, tus ojos me amedrantan. iPobre Hermanito Lobo! Y yo c¡ue no qu/siera que fueran maldiciendo tu nombre par la derra... Yo, que deseo un día acariciar tu testa como la de mi perro, que aguza las orejas y se afloja de gusto cuando siente mí diestra.. . • •• ••• Cuando he aquí que, a la vista de muchos de los habitantes, que habían seguido en gran númer-:::> para ver este milagro, el lobo avanzó al encuentro de San Fra::1cisco con la boca abierta; acer– cándose a él, San Francisco le hizo la señal de la cruz, lo llamó a sí y le dijo: - iVen aquí, hermano lobo! Yo te mando, de parte de Cristo, que no hagas daño ni a mí ni a nadie. iCosa admirable! Apenas trazó la cruz San Francisco, el, terri– ble lobo cerró la boca, dejó de correr y, obedeciendo la orden, se acercó mansamente, como un cordero, y se echó a los pies de San Francisco . 49 • ••

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