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AMISTAD o~ 0AN tQANCI0CO Y SL\)'l ¡\NTOJIO AN Francisco tuvo L.-n cariño especial a San Antonio de Padua; diríamos que fue su predilecto hijo espirftual y fiel disc/pulo, al mismo tiempo que le manifestaba acmiración y respeto: lo llamaba "Mi obispo" Un día, el Santo de Asís le escribió una carta que es un prodigio de conci– sión v de espiritualidad;dice as/: -"AL HERMANO ANTONIO, mi obispo, el hermano Francisco: Salud. Me agrada que enseñes la Sagrada Teología a los hermanos, a condición de que por razón de este estudio, no apagues el espíritu de la oración y devoción, como se contiene en la Regia". Los mismos compañef'Js de los dos santos reconocieron esta mutua amis– tad; recuerdan las primeras biografías del siglo X 111 que en cierta ocasión hablando el Hermano An~onio a los frailes unas palabras de edificación, se apareció San Francisco, "elevado en el aire, con las manos extendidas en forma de Cruz y bendiciendo a todos... ". San Antonio heredó del "poverello ·'' el amor a la naturaleza y a los anima– les: Si Francisco hablaba a los pájaros y les invitaba a alabar al Creador, se nos ha conservado también un sermón de San Antonio a los pec@s, qu@, pudiéramos decir, es una copia del de San Francisco a las aves. Igualmente San Antonio y San Francisco son almas gemelas en el amor a Jesús Niño. Uno lo celebtó inventando los Nacimientos y representando el Belén en una cueva; San Antonio ha pasado a la historia con el Niño en los brazos... 246 • ••

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