BCCCAP00000000000000000000713

E Cristo el retrato deseas tener? EL RETRATO Pues en San Francisco tienes copia fiel. M/rale las manos, mírale los pies, m lrale el costado y mlrale bien; (Anónimo) pues tus mismos ojos no han de conocer si Francisco es Cristo o Cristo es aquél. ••• Ahsorto en esta admiración, le reveló el que se le aparecía que, por incendio espiritual, había de quedar él totalmente transformado en expresa semejanza de Cristo crucificado. Durante esta admirable aparición parecía que todo el monte Alverna estuviera, ardiendo entre llarr.as resplandecientes, que iluminaban todos los montes y los valles del contorno como si el sol brillara sobre la tierra. Así, los pastores que velaban en aquella comarca, al ver el monte en llamas y semejante resplandor en torno, tuvieron muchísimo miedo, como ellos lo refirieron después a los hermanos, y afirmaban que aquella [ama había permanecido sobre el monte Alverna una hora o más. Asímismo, al resplandor de esa luz, que penetraba por ·as ventan::,s de las casas de la coma-r ca, algunos arrieros que iban a la Romaf:.a se levantaron, creyendo qu,e ya había salido el sol, ensillaron y cargaron sus bestias, y, cuan– do ya iban de camino, vieron que desaparecía dicha luz y nacía el sol natural. En esa aparición seráfica, Cristo, que era quien se aparecía, habló a San Francisco de ciertas cosas secretas y sublimes, que San Francisco jamás quiso manifestar a nadie en vida. Y las palabras fueron estas: -¿sabes tú -dijo Cristo- lo que yo he hecho? Te he hecho el d~n de la_s lla~as, que son las señales de :ni pasión, para que tú seas m1 mensaJero. ("Florecillas". Cons. 111) 199

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz