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AN Francisco se retiró a morar en el monte Alverna, que le había cedido para que en él habitase, su amigo, el caballero Orlando de Chiusi. Allí vivió durante una ::emporada con tres compañeros. Se construyó para él solo una celdita de piedras y retamas al amparo de una haya alta y hermosa que estaba a distancia de un tiro de piedra del lugar de los hermanos. Era su intención estar a solas. Al llegar la fiesta de la Asunción de Nuestra Señora, San Fran– cisco se puso a buscar un lugar más solitario para poder más en soledad pasar la cuaresma de San Miguel. Saliendo un día San Francisco de su celda se puso a contemplar las grandes hendiduras y grietas de aquellos enormes peñascos. Y al ponerse en oración, en la concavidad de una roca, situada a grar. altura sobre un horrible y espantoso precipicio, se presentó el demonio con enorme estrépito y le golpeó, empujándolo para hacerlo caer en el precipicio. San Francisco se volvió rápidamente pegándose a la peña con las manos, con la cara y con el cuerpo, mientras se encomendaba a Dios, buscando a tientas con las manos algo donde poder agarrarse. En aquel momento la roca a la que se había arrimado cedió, toman– do la forma del cuerpo y protegiéndolo, y como si hubiera puesto las manos y la cara sobre cera blanda quedó impresa la huella de la cara y de las manos en la roca. Y así con la ayuda de Dios pudo librarse .. . (Florecillas . Cons. 11) 193 •••
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