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••• yo el cayado de marfil... Yo el zapatico ramplón, zapatico abotonado, camisón zarabolado... Maricuela, a la chiribirivuela, toca, baila, gira, canta, sigue, vuela... (1690, Madrid,' Encanto del Niño: Los ojos del Niño son graciosos, lindos y bellos, y tiene un no sé qué en ellos que me roba el corazón. (Juan López de Ubeda, 1596) Este Niño y Dios, Antón, que en Belén tiembla y suspira con unos ojuelos mira que penetra el corazón. Una zagala mimosa: Ay que agraciado! iAy que pulido! (Lope de Vega, 1635) iAy, que tiri, que tirita de fdo! Niño, no llores, calla, bien mío. (Madrid, 1695) ••• ••• Se conserva el heno colocado sobre el pesebre, para que, como el Señor multiplicó su santa misericordia, por su medio se curen jumentos y otros animales. Y as í sucedió en efecto: muchos anima– les de la región circunvecina que sufrían diversas enfermedades, comiendo de este heno, curaron de sus dolencias. Más aún, mujeres con partos largos y dolorosos, colocando encima de ellas un poco de heno, dan a luz felizmente. Y lo mismo acaece con personas de am– bos sexos: con tal medio obtienen la curación de diversos males. 187 • •

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