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años antes de su muerte, el Hermano Francisco estando ya muy enfermo y padeciendo de los ojc•s de forma que no podía soportar de día la luz del sol, ni de noche el resplandor del fuego, se retiró a San Damián. Cierta noche en que tenía grandes dolores y no podía descansar ni dormir, el bienaventurado Francisco sintió compasión de sí mismo y oró en alta voz: "Setor, ven er:. mi ayuda para que pueda sopor-::ar la enfermedad con pacie:icia ... ". Por la mañana dijo a sus compañeros: - "Hermanos, yo debo rebosar de alegría en mi enfermedad y dar g:-acias a Dios. Por eso quiero componer para su gloria, para consuelo nuestro y edificación del prójimo una nueva alabanza al Sef.or por sus criaturas. Cada día ellas satisfacen nuestras necesi– dades; sin ellas no podemos vivir ... Y no loamos a nuestro Creador y dispensador de todos los bienes como debiéramos ... ". Se sentó sobre la cama, se concentró unos momentos y empezó a cantar: -·'Altísimo omnipotente, buen Séfor, tuvas son las alabanzas, la gloría y el honor v toda bendición... ". 151 • ••

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