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LQs 'Predicadores del Sacro Palado. Las reiteradas distinciones con que la Santa Sede honraba a. los religiosos capuchinos, eligiéndoles para predicar a la :orte romana, son señales manifies– 'tas d:el aprecio, en que se tenía, a nuestros predicadores. Antes de que el inmortal Pontífice Benedicto X!Vdistinguierá a la órdenCa– puchina confia ,do exclusivamente .a ella el cargo de predicar ál Sacro Colegio, pasaron por aquella sagrada tribuna. 'capuchinos tan eminentes, como el Carde' na! Marzzatti el P, Jérómmo de Narni (m. 1632) que desempeñó .el oficio de pre– dicador apostólico durante 13 añós, y al ser elegido Cardenal fueron tantas sus lagrimas que e,l Papa hubo de.admitirle la:renuncia. El m1nca bastante a.labado P. Francisco Casini, que desempeñó el mismo cargo por espacio de 15 añós, premiando sus,trabajos el Papa ClementeXI concediéndole la púrpura cardenáli- , cia; y cierra esta gaJería de hombres eminentes el P. Buenavéntura Barberini, cuyos méritos como predicador apostólico durante 2Í años,fuerón espléndidamen– te galardonados por et. Papa Benedicto XIV que le nombraba Arzobispo de Fe– rrara y a la vez ton fecha 2 de Marzo de 1743 publicaba su breve confiando a la Orden el cargo de predicadores apostólicos. · Dignos émul·os de lós anteriores, y delos PA Anselmo de Monópoliy Fran– cisco Maria de Arecio, que subieron por 1as gradas del púlpito Pontificio a la emineQcia de Cardenales de la Santa Romana Iglesia, han si.do los que han con– tinuado.anuncia.ndo la verdad y dotrina evangélica durante el siglo XIX sobres saliendo el Cardenal Micara (P. Luis) y .eJ P. Luis deTrento que abrió la pri'– mern sesión del Concilio Vaticano. Los Capuchinos y las Misiones No se puede poner en duda que el espíritu de la Orden Capuchina es emi 0 nentemente misionero. Nuestras primeras constituciones (1536), copia fiel y re– trato exacto de la vida, doctrina y aspitacioces del Seráfito Patriare¡¡., señalan que los religiosos que inflamados del amor de Cristo y del celo de. su fe, qui– sieran ir a evangelizar a los negros , acudieran a su padre Provincial , quien si ies juzgaba aptos para tan ardua empresa, debía otorgarles la c.nhelada licencia y bendición. · · Los primeros religiosos, cuyo celó hemos podido ver al través de estas pá– ginas, muy pronto (1549) tomaron parte en la evangelización de 10$ infieles. Con la aprobación del ·Papa Paulo III, el capucqino español Juat] Zuazo y otro compañero parten para Egipto y Tierra-Santa, predicando con tanto celo contra Mahoma y sus doctrinas, que f1teron apresados muriendo de .ina:1ición en la cár– cel e.n 1551. ,Con idéntico celo! otra .porción escogida se dirige a libertar a los esclavos de las costas ¡:¡fricanas; cayendo a las veces ert poder de los piratas corsarios del mediterráneo. Desde 1551 encontramos misioneros capuchinos en Turquía, ·tierra bende– cida por el glorioso San.jose de Leonisa, que si no p.udo conseguir la: palma del martirio, con todo logró la aureola de la san.tidad. Estas misiones, me,rced a la XXVII

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