BCCCAP00000000000000000000711

china. El Cardenai, que segón carta de Yictorla Colonna había descargado sü odio sobre los Capuchinos, porque ponían demasiado de manifiesto las faltas de sus hermanos de religión, escribió una carta al Emperador Carlos V, rogándole interpusiera su valimiento ante el Pápa, para que se prohibiera extenderse á los Capuchinos y ,particularmente se les negara la admisión en España. Convencido el Emperador de la veracidad de las acusaciones que contra la nueva Orden exponía el Cardenal Quiñones, hizo llegar a manos del Papa una carta, que fechada en Nápoles a 4 de Diciembre de 1535, era portadora de los deseos que le manifestara el Cardenalde Santa Cruz. Mas muy en breve hubo de cambiar el Emperador de parecer. Las voces· de protesta del pueblo y dé la nobleza romana se unieron en defensa de los Capu– chinos. Victoria Colonna, Marquesa de Pescara, gran admiradora de San Fran– cisco trabaja con ardor contra tan injustas hostilidades. Escribe al Secretario particular del Papa, a la Duquesa de Urbino: logra ganar para su causa a los Cardenales San SeverJno y Picolomini, y hace llegar sus cartas de defensa al mismo embajador imperial Sr. Aguilar. El resultado de estas valiosas representaciones fué el breve pontificio del 25 de Agosto 1536, donde hace notar el Papa, que en atención a los copiosos frutos que había producido ya la nueva Orden, y por la esperanza de mayores servicios, que prestaría a la Iglesia militante, confirmaba la aprobación otorga– da a los Capuchinos por su predecesor a 3 de Julio de 1528, y ordenaba, bajo pena de excomunión, que ninguno, fuera de 'los Capuchinos, pudiese usar su traje propio. El mismo Emperador, que en el mismo mes de diciembre había retractado su parecer sobre los Capuchinos, cuando en el 'mes de Abril, hace su entrada en Roma, y visita en compañía de la Marquesa, el pobre eremitorio de los Capu– chinos, da público testimonio de su gratitud y los encomienda al Papa, y cuando después en presencia de la corte Pontificia hace el elogio de los Capuchinos , a l~s palabras del Papa recordándole su carta de 1535 escrita contra ellos, respon– de con estas severas palabras: No suelo revocar mis disposiciones, pero revo– co aquella mi carta por estar mal informado. El mismo Cardenal Quiñones fué poco a poco dep_oniendo su espíritu hostil y en su última efermedad escribió una carta encomendándose a la oraciones de los Capuchinos, con los cuales, si Dios le concediera la salud, haría los oficios de un buen padre, amándoles y favoreciéndoles. Mateo de Bassi y el Breve de Paulo 111 Entregado de lleno el P. Mateo a la vida apostólica, y llevando de continuo una vida independiente (aprobada por el Papa Clemente Vil) no pudo someter– se a la obligación que el decreto de Paulo III le imponía de incorporarse a un convento determinado, y rompiendo con todo, se volvió a la Observancia, ·mu– riendo el 5 de Agosto de 1552, y siendo sepuHado· en la Iglesia de Venecia_. , Los enemigos en la Brecha..Nuevas armas ·de combate. La herejía de los Capuchinos. Defensa de Victoria Colonna. La bula de Pauló III ratificando el breve de Clemente VII (3 de Julio de 1528)y a la vez concediendo·nuevos privilegios a los Capuchinos, motivó una'- xn

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz