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ción de Propaganda Fide dictaba la misma 1·esolución en un de– creto que lleva la misma fecha. Un tan alto mandato tuvo su comienzo de ejecuci6n en el en– vío de once misioneros españoles. Mas la empresa, en que la an– tigua Provincia de España se halló enton.ces empeñada, hacía de todo punto necesario el envio de nuevos contingentes. Aquella no los dió¡ tal vez no pudo darlos. Tampoco los dió la Provincia de Castilla, a la que desde 1889 (18 Diciembre) quedó encomenda– da la Misión. Una vez más hubo de salvarla para la lglef1ia y para la 01·den capuchina el aventajado talento del citado P. An· dermatt, haciendo un fervoroso llamamiento al celo y abnegación de nuestros Padres de la Provincia de Baviera. Y desde el año 1895 brilla en la frente de estos bp,neme-ritos hijos de la Iglesia y de San Franci1,co la gloriosa auréola de apóstoles de la Arauca– nia. Frustrado. pues, el primitivo intento de la evangelización de los infieles de aquella Prefectura, los capuchinos españoles hubieron de optar entre volverse a su patria o w;ecindarse entre los chilenos ya civilizados y sometidos al régimen regular de los obispos. Decidiéronse poi· esto último, ya que a ello les movían las instancias de los fieles y la esperanza, harto bien fundada, de lograr lisonjeros éxitos con el ejercicio del sagrado ministerio en medio de aquel 1·eligioso pueblo. Tuvieron al pronto para su habitación los conventos de Concepción y de Los Angeles, consti– tuyendo entrambos una Custodia que se gobernó a. la manera de las que poi aquel mismo tiempo se erigieron en el Ecuador y Venezuela. Perteneció primero a la Provincia de Castilla y lue– go a la de Navarra, al formm·se ésta en el año de 1900. En la actualidad la componen ocho conventos; cinco de ellos en Chile y tr~s en la Argentina. Un decreto del Definit01·io General, de 14 de Julio de 1918, ha extendido a la Misión de Chile-Argentina el Statutum pro Missionibus Ord. Min. Cap. commissis. (Anal. Ord. Cap. t. XXXIV, año 1918, p. 153) 119