BCCCAP00000000000000000000710

tros hermanos fueran objeto de emboscadas, sufrieran ataques y llegaran, incluso, a ser flechados por ellos . Ésta fue la suerte que corrieron el hermano Bernardo (entonces Primitivo de No– garejas) y, poco después, el padre Clemente de Viduerna. El doloroso acontecimiento tuvo lugar en la mañana del 30 de mayo de 1948, al cruzar el río Tucuco. El 31 de mayo, el padre provincial, José María de Charra, recibía un cablegrama urgente en que se le comunicaba cómo el día anterior, domingo, unos indios habían flechado a fray Primitivo, añadiendo que su estado era muy grave. Días des– pués, el 19 de junio, el superior regular de la misión de Machi– ques, Félix de Vegamián, escribía a su vez una extensa carta al padre provincial dando toda clase de pormenores sobre el hecho y sus consecuencias. El contenido de esta misiva coincide en todos sus detalles con la narración del acontecimiento que, con carta emotiva y llena de agradecimiento, escribió el prota– gonista de la odisea ya felizmente restablecido de sus heridas y reintegrado a la misión. Por ser noticia de primera mano, y dado su interés, voy a transcribir algunos párrafos de la misma: « Todo el mes de mayo lo habíamos pasado con recelo; pero el día en que me sucedió el percance, iba yo lo más tranquilo del mundo al encuentro de nuestro peón vaquero, que debía venir conduciendo cua– tro reses para los potreros de la misión. Pasado el río esperé un momento a que se me uniera el compañero que venía un poco rezagado. Metí mano en el bolso del pantalón y en el momento de alargarle un puñado de caramelos, sentí un golpe en el costado. Como digo, no sentí apenas dolor, sino sólo un golpe. Miré a la derecha, donde hay una lomita como de tres metros y vi dos indios altns, fnrnidos y pintarrajeados. 91

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz