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Febrero Su primer destino fue el convento de Bilbao, donde se ini– ció en el ministerio de la predicación y tuvo sus primeros con– tactos con el campo del apostolado social, que marcaría poste– riormente toda su vida. En el Capítulo de 1951 se ftja su residencia en San Antonio de Cuatro Caminos (Madrid), adonde fue trasladado para com– pletar, en el Instituto León XIII, los estudios de sociología que había iniciado anteriormente en la Escuela Social de Málaga. En 1953 se encontraba en Bilbao desempeñando el cargo de vocal de la Comisión Sacerdotal para Asuntos Sociales y como responsable del Secretariado Diocesano de Migración. En otoño de 1954 fue destinado por los superiores a la isla de Cuba, con residencia en Marianao. En 1955 fue trasladado al Cristo de Limpias (La Habana) con el cargo de superior que también desempeñó enJesús de Miramar a partir del año 1958. En el trienio 1958-1961 se sucedieron una serie de aconte– cimientos que afectaron radicalmente a la presencia de los capuchinos en Cuba. El gobierno revolucionario no miraba con buenos ojos a los religiosos de Jesús de Miramar, a quienes con– sideraba contrarrevolucionarios y amigos de las clases sociales que Fidel Castro trataba de eliminar. Éste llegó a denunciar una noche, ante las cámaras de televisión, a la iglesia de Miramar como un centro de conspiración antifidelista donde se traficaba con armas para combatir la revolución. Nunca se llegó a tal extremo, aunque sí parece cierto que se enviaron medicinas a grupos que se levantaron en armas contra el gobierno en la sie– rra de los Órganos; pero también antes se habían enviado a los mismos fidelistas que luchaban en Escambray y Sierra Leona. Los datos eran ciertos, pero no las intenciones. Igualmente parece probado que se protegió a algunas personas que, perse– guidas por la policía del régimen, el G2, trataron de buscar refugio en los capuchinos invocando el derecho de asilo. 72

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