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Diciembre tanto de los fieles como de las autoridades eclesiásticas que les dieron muestras de una caritativa comprensión. El hermano Jesús había cumplido sesenta y nueve años de edad. «La vida de los que en ti esperan, Señor; no termina, se transfor– ma ... » «Nos hiciste para ti, y nuestro corazón permanece inquieto hasta que descanse en ti . .. » El hermano Jesús tuvo una forma traumática de conseguir esta quietud, pero solamente Dios puede sondear e interpretar los abismos del corazón humano. A nosotros únicamente nos queda la fraternal comprensión y la aceptación de sus designios ante acontecimientos que, humanamente, nos pueden resultar di,ficiles de comprender. BIBLIOGRAFÍA: AP; AC de Jesús de Medinaceli (diciembre 2000). 534

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