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Diciembre - 1 Por segunda vez saltó los mares hacia la Gran Sabana de Venezuela, esta vez con destino a Kavanayén, donde permane– ció hasta 1990. Allí dejó establecida y funcionando la carpinte– ría de la granja-escuela del centro misional. En 1990 estuvo en España (León) por motivos de enferme– dad, retornando a Venezuela en 1991. En 1993 quedó adscrito a la fraternidad de La Florida (Caracas). Desde 1996 su residencia será otra vez Santa Elena del Uairén, primero y último lugar donde prestó sus servicios misionales. En el año 2000 se encontraba definitivamente en España, primero en San Antonio de Cuatro Caminos y posteriormente en el convento de León. Las inquietudes del espíritu y ciertos condicionamientos humanos dan al hombre algunos tirones que pueden descolo– carle si no sabe mantenerse en equilibrio en medio de sus vai– venes. El hermano Domingo se vio solicitado por dos atraccio– nes muy acentuadas y casi contrapuestas: en España se sentía contento; era su patria y gozaba en los conventos de un ambien– te en el que se podía practicar, más o menos disciplinadamen– te, la observancia regular. Pero, ¿y las penurias de los indígenas que pudo conocer por experiencia? ¿y las soledades de los misioneros? ... Cuando estaba en Venezuela implicado en sus trabajos volvía la mirada a España, añorando poder centrarse con más calma en la vida espiritual. Era un balanceo intrigante que él trataba de equilibrar. Por eso cruzó en tres ocasiones el atlántico situado en medio de estos dos extremos de la hispani– dad y de sus preocupaciones. Domingo escribió la última página de su historia entre León y la enfermería de San Antonio. El último viaje a Madrid no sir– vió más que para ratificar la gravedad de su estado físico y lo 527

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