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Noviembre los frailes habían criado desde pequeño y que andaba libremen– te suelto por el patio. ¿Resultado del infeliz encuentro? Rotura de tobillo, intervención quirúrgica y colocación de clavos fisio– lógicos para reducir la fractura . Quedó internado en la enfer– mería de Caracas. Este accidente fue el proemio de su calvario. En octubre de 2002 se vio afectado por un fuerte dolor en la espalda que los médicos diagnosticaron como una infección renal. Le fueron extraídos los clavos del tobillo operado y el trau– matólogo, sospechando que pudiera existir alguna otra enfer– medad latente, le remitió al geriatra que detectó la presencia del mal de Alzheimer. A veces le costaba reconocer a las perso– nas por la casi total pérdida de la memoria; los recuerdos se precipitaban sin conexión alguna y era incapaz de mantener el hilo de la conversación ... Para completar el cuadro, le sobrevi– no una afección que degeneró en bronquitis aguda, dejando su organismo extremadamente debilitado. Su fallecimiento tuvo lugar en Ciudad Bolívar, el 24 de noviembre de 2000, a los setenta y ocho años de edad. En aten– ción a las peticiones de los indígenas, la esposa del presidente de la República proporcionó un avión de las fuerzas aéreas venezolanas para trasladar sus restos a Santa Elena y recibir allí el cariño de los indios pemones. El trabajo voluntario a que se sometió para estudiar la len– gua pemona hizo que llegara a alcanzar un dominio tan perfec– to de la misma que, a la hora de su muerte, era uno de los espe– cialistas más destacados en esta materia. Con ello pudo prestar los mejores servicios hablando, instruyendo y evangelizando a los indígenas en su propia lengua. Hombre sencillo y humilde, desempeñó cargos de importancia, tanto a nivel doméstico como en la Viceprovincia y en el Vicariato del Caroní. En este 518

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