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Enero timientos religiosos, que fueron poco a poco tomando forma y modelando en él una incipiente vocación. No fue pequeña la influencia de los capuchinos de la región leonesa para confor– mar y aquilatar aquella naciente idea de seguir a San Francisco. Con catorce años de edad y los estudios primarios conclui– dos en su pueblo natal, realizó su primer viaje a Madrid ingre– sando, en 1912, en el recientemente inaugurado Seminario Seráfico de El Pardo. Aquí realizó sus estudios humanísticos durante cuatro años. En el convento de Montehano comenzó el año de noviciado el 19 de julio de 1916, emitió la profesión temporal en 191 7 y la perpetua en 1920. Fue también Montehano el lugar donde cursó los estudios de filosofía (1917-1920). Finalizada la primera etapa de su formación sacerdotal pasó al colegio de León para estudiar los cuatro años de teología (1920- 1924), siendo ordenado sacerdote el 6 de junio de 1925. A partir de esta fecha permaneció todavía dieciocho meses en León iniciándose en las primeras actividades pastorales; y luego, en tres conventos: Santander, Gijón y Montehano para proseguir otros cuatro años aclimatándose en el ejercicio de los ministerios sacerdotales. Desde Montehano, donde había quedado destinado en 1930, pasó a Salamanca en 1932, regresando a Santander en 1934. Durante todos estos años su actividad principal fue la predicación y la atención a las necesidades conventuales, haciendo muy suyo el apostolado del confesonario al que se dedicó con entusiasmado empeño. Esto marcaría una de las notas más peculiares de su vida. No se pudo librar, como sucedió a otros muchos religiosos, de los incidentes acarreados por la Guerra Civil española de 50