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En 1952 es destinado a Santa Elena del Uairén, haciéndose realidad su sueño de ir a vivir entre los indios pemones. Sin embargo, las cosas se complicaron y hubo de despertar pronto de este sueño, ya que, en 1953, recibe la orden de trasladarse a Guayo (Delta Amacuro) en la «Paz y Bien», un yate «de lujo» para aquellos lugares, puesto a servicio de los misioneros. Esto significó para él la entrada en un mundo diferente, poblado por indios también diferentes: los guaraos del Delta del Orinoco. En abril de 1954 es trasladado a Kavanayén y, a los seis meses, es nombrado vicario parroquial en Santa Teresita En este cargo siguió hasta 1957 en que por encargo de los superio– res asumió el rectorado del Seminario Indígena, que había sido trasladado desde Upata al centro de Kavanayén. En 1960 estrena su nueva residencia en Wonkén, donde per– manecerá hasta 1969 en que regresa, por segunda vez, a Santa Teresita de Kavanayén. En 1978 pasa a Santa Elena, donde ejerce el oficio de cuasi– párroco hasta que, en 1987, vuelve al centro misional de Won– kén. En 1981 había sido elegido para desempeñar el cargo de superior regular en el Vicariato Apostólico del Caroní, y en 1984, cuando se unifican las cuatro circunscripciones existentes en Venezuela en una Viceprovincia, queda nombrado consejero por dicha región hasta 1990, continuando su residencia en Wonkén. Esta estación misional y la de Kavanayén fueron los dos lugares donde transcurrieron los diez últimos años de su vida. Por desgracia, esta etapa final como misionero no fue para él un camino de rosas en lo concerniente a su salud: en 1998, estando de paso en Santa Elena, fue atacado por un venado que 517

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