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Noviembre concluidos recibió las órdenes sagradas el 18 de diciembre de 1948. El 22 de diciembre de 1949 salió del puerto de Cádiz, en el barco «Monle Amoolu», rumbo a las misiones de Venezuela, lle– gando al puerto de la Guaira el día 6 de enero para iniciar sus andanzas misionales: éste fue el regalo que recibió de los Reyes Magos en los comienzos del año 1950. A los veinte días se encontraba ya en Upata, a cuyo centro misional había sido llamado por el superior regular de la misión del Caroní. En 1951 fue destinado a Guasipati. Los dos primeros años de iniciación apostólica, el hermano Mariano funcionó un poco al estilo «comodín», haciendo suplencias y cubriendo huecos ocasionados por viajes o enfer– medad de otros religiosos. Pero ya desde su llegada a la misión se había trazado un pro– grama muy serio, asumiendo como tarea primordial el estudio sistemático de la lengua pemón, a lo que consagraba las prime– ras horas del día. Este rito diario, al que dedicó los cuarenta y nueve años de su vida misionera, nos puede dar una idea de lo muy en serio que asumió su vocación y las responsabilidades anejas para misionar eficazmente a los pemones. Gracias a este trabajo autoprogramado y seguido con disciplina, pudo llegar a tener un dominio perfecto del idioma no sólo en los aspectos lingüísticos y gramaticales, sino también en su dimensión colo– quial. Y junto a su aprendizaje, el oficio complementario de enseñar. Decía al poco tiempo de llegar a la misión: «Ocupo por primera vez la cátedra de la escuela. Tengo seis discí– pulos que apenas saben deletrear; mi deber es hacerles leer correctamen– te ... » 516