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a algunas exploraciones médicas que dieron como resultado un diagnóstico preocupante: podría tratarse de un cáncer de pul– món. Vino en julio a España con el fin de pasar un período de descanso y aprovechar la ocasión para someterse a un chequeo que le diera más luz sobre la naturaleza de su enfermedad; pero, por desgracia, las exploraciones sirvieron para confirmar los exámenes médicos realizados en Venezuela. Sometido a los tratamientos indicados por los facultativos se sintió muy mejorado; hasta tal punto que, como ya se ha indi– cado, regresó a Venezuela para suplir a algunos religiosos que habían venido a España para disfrutar las vacaciones. De regre– so a la fraternidad de Cuatro Caminos, se incorporó a los tra– bajos ordinarios con toda normalidad. Pero esta mejoría se alternaba con algunos ataques de asfixia que le obligaron a recorrer en varias ocasiones el camino hacia el hospital. En el verano de 1999 su estado degeneró sensiblemente. El 1O de noviembre fue ingresado en la clínica La Moncloa de Madrid, abrigando esperanzas de nueva recuperación; pero no fue posible mantenerlo con vida por mucho tiempo: nueve días más tarde, el 19 de noviembre, quedó truncada su existencia. Tras celebrarse los funerales en la iglesia de San Antonio, reci– bió cristiana sepultura en la Sacramental de San Isidro, en Madrid. Los ministerios y formas de apostolado del hermano Félix Rodríguez se han llevado a cabo simultáneamente bajo dos ver– tientes. En primer lugar, desempeñando cargos de gobierno en todas las fraternidades de Venezuela en las que estuvo destina– do por la obediencia; y junto a este oficio de atención y servicio a los hermanos, unió también el de ocuparse del culto en las iglesias anexas a nuestros conventos o de otras encargadas a los 511

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