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En el Capítulo de 1945 fui nombrado superior y párroco de Mérida, logrando edificar tres habitaciones al fondo de la iglesia para mejor servir a los fieles. La caballeriza existente nos sirvió de refectorio y cocina, por lo que llamamos a la nueva residencia «Rivotorto». Fomenté lo que pude el culto, aumenté el número de misas y las subidas a Los Nevados, procurando atender en la ciudad y poblados la predi– cación como medio de ayuda en una parroquia tan pobre. En el año 1948 fui nombrado vicario de Maracaibo. En el año 1951 fui nombrado, de nuevo, superior y párroco de Mérida, y en 1952 se fundó, en octubre, el colegio seráfico que comenzó a funcionar en la nueva casa parroquial... » « ... Con el aumento de alumnos, y ante la imposibilidad de admi– tir nuevas vocaciones porfalta de espacio, se pensó en la edificación del colegio al frente de la plaza de Belén, en terrenos de la parroquia. Por el año 1953 debí comprar a la sucesión Troconis los terrenos que hay detrás de la iglesia hacia el barranco. En el año 1957 llevé a España a los cuatro primeros alumnos venezolanos, al noviciado; y en este mismo año comencé la nueva iglesia sin otro presupuesto que la confianza en Dios. Todo lo demás se debe a mis idas y venidas a los ministerios. Es sencilla y amplia; a ella acudían fieles de toda la ciu– dad en vista de la atención y seriedad de los capuchinos. Cuando en julio de 195 8 me trasladaron a Caracas estaba ya casi terminada, faltando únicamente el piso y el segundo cuerpo de las torres. En el año 1964 fui destinado de nuevo a La Florida hasta el año 1967, en que pasé a formar parte de la comunidad de Mérida. Allí per– manecí unos años apenas, pues volví de superior a La Florida. Mi labor en estos años, hasta el Capítulo de 1970, se redujo a atender en la parroquia y estimular el culto. Sin yo soñarlo y mucho menos pedirlo, me llegó un buen día un telegrama del presidente de la República, don Rafael Caldera, orde– nándome que el 22 de julio de 1971 me presentara en las Fuerzas Armadas para la únposü:ión de la O;den Francisco Miranda. 17