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Abril brillante y el retiro a la vida monacal se resolvió durante unos ejercicios espirituales, a los que asistió en la Cuaresma de 1956. Allí decidió definitivamente abrazar la vida religiosa. Para una mayor orientación, su director espiritual le había recomendado la lectura de las «Florecillas de San Francisco». Él sintonizó per– fectamente con el espíritu de sencillez, pobreza y austeridad reflejado en la vida del santo de Asís y vio el horizonte abierto. Su porvenir estaba entre los capuchinos. Un amigo confidente escribió al enterarse de la decisión: «José Adolfo: si una buena parte de tu vida has sido soldado con ideales de monje, en esta tu nueva vida serás un monje con disciplina de soldado ... » Una vez realizadas las gestiones pertinentes para ingresar en la vida religiosa, pasó un breve tiempo de postulantado en el convento de Bilbao, donde inició el año de noviciado el 7 de diciembre de 1959. De aquí pasó a Salamanca para cursar la filosofía (1959-1961) y, seguidamente, a León para proseguir los estudios de la carrera sacerdotal (1961 -1965). Estando en León profesó solemnemente el 8 de diciembre de 1962. En un acto ampliamente recogida por los medios de comu– nicación, y dos días después de haber sido ordenado sacerdote en Madrid, el 19 de diciembre de 1964, celebró su primera misa solemne en la iglesia de Jesús de Medinaceli, con la asis– tencia de numerosos compañeros de su promoción militar, fa– miliares y cargos importantes de la Infantería de Marina. Entre ellos se encontraba, como padrino, el almirante Nieto Antúnez, entonces ministro de Marina. Residió provisionalmente en el convento de Jesús de Medinaceli hasta el mes de julio de 1965, fecha en que viajó a Italia para cursar estudios de pedagogía. Después de pasar 180