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de comunidades en el Comisariato de Portugal, quedando agre– gado a la residencia de Beja, a la que se incorporó después de haber pasado unos días en Casas do Norte. Dada la escasez de religiosos, su presencia fue una bendi– ción para aquellas tierras: colaboró en las parroquias de Serpa, Beringel, Mértola, Trinches, Aldea Nueva de Fíchalo, San Matías Nombeja y San Salvador de Beja, donde se encontraba su residencia habitual. En todas ellas desplegó su actividad evangelizadora mediante la predicación, catequesis, adminis– tración de sacramentos y demás funciones parroquiales. El 19 de octubre de 1942 comenzó a funcionar en el conven– to de Barcelos el colegio de filosofía, al que había llegado quin– ce días antes para encargarse de las clases de ciencias naturales; pero sus responsabilidades se vieron incrementadas con una sobrecarga no prevista: debía ejercer, además, como profesor de filosofía y tomar en sus manos la dirección del centro educati– vo. Durante cuatro años el padre Bernardino soportó, casi en solitario, todo el peso del colegio de filosofía; lo cual le condu– jo a un estado de agotamiento que le obligó a pedir un período de descanso en el convento de Coimbra. Transcurridos algunos meses se incorporó nuevamente a Barcelos sólo como profesor, abandonando la dirección del colegio. En el Capítulo de 1948 continuó agregado al centro en cali– dad de profesor. Llegó el año 1950. Con el fin de poder recibir más alumnos y facilitar las obras de ampliación en el Seminario de Oporto, se abrió una nueva sección del mismo, acomodando a tal efec– to una casa en Aldeia do Mato, hoy Vale Formoso, en la dióce– sis de Guarda. Su primer director fue también el padre Bernar– dino. Elegido además superior de la fraternidad, trató de com– paginar estos cargos con el ministerio de la predicación. 161