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Enero tehano para cursar los estudios de filosofía. Durante su estancia en el colegio tuvo que visitar dos veces al médico, en Bilbao, aquejado por dolencias en el estómago «de tanto comer caraotas», según sus palabras. La etapa siguiente de su vida transcurrió en el convento de León donde, desde 1924, realizó los estudios de teología, que terminaron con su ordenación sacerdotal el 22 de diciembre de 1928. Allí profesó de votos solemnes el 15 de agosto de 1927, y tuvo la ocasión de manifestar sus habilidades naturales para la música interviniendo como violinista en la orquesta del colegio, de la cual formaba parte. Sus ilusiones de terminar la teología para iniciar los estudios de elocuencia, planear la fiesta de su primera misa y «abrir un poco las alas», quedaron momentáneamente truncadas cuando el padre provincial, Félix de Vegamián, le comunicó, en diciembre de 1928, que debía prepararse para marchar a América. Ni las súplicas, ni las motivaciones personales conveniente– mente razonadas fueron suficientes para modificar la decisión del superior: el viaje debía comenzar en los primeros días de enero de 1929. Celebró la primera misa solemne el día de Navidad acompañado de toda su familia, con la cual pudo per– manecer solamente tres días. En compañía de de varios religiosos se embarcó, en el Marqués de Comillas, a mediados del mes de enero, saliendo de Barcelona hacia la Guaira donde arribó el 4 de febrero de 1929. Tenía veintiséis años. Era su primer viaje en barco, y lo realizó «con las alas cortadas por el gran salto». Llegó a tierras venezolanas con la resignación y la esperan– za de que su estancia duraría solamente tres años ... Tres años que al final se convirtieron en setenta. 14

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