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Abril En 1946 fue nombrado hermano Socio del padre provincial, ocupando este cargo también durante los trienios de 1948 y 1951. Este oficio, hoy en desuso, era entonces muy valorado por la honra que suponía el tener la confianza de la más alta auto– ridad provincial. Los superiores le encargaron la administración de El Mensa– jero Seráfico en el Capítulo de 1954; y en este cargo permaneció hasta que, en 1969, fue nombrado administrador del Centro de Propaganda. Nuevamente se le encargó de la administración de la revista en los años 1975 y 1978, y aquí siguió prestando su ayuda durante los años siguientes en todas las actividades rela– cionadas con la publicación. Las innegables muestras de constancia que manifestó siem– pre en sus trabajos de oficina se vieron complementadas con su aportación, no menos generosa, a todos los menesteres relacio– nados con el culto de la iglesia, actuando de acólito en las gran– des solemnidades y sintiéndose orgulloso de haber dirigido dia– riamente el rezo del santo rosario en la parroquia y en la basí– lica de Jesús de Medinaceli. El hermano Antonio no padeció nunca, o al menos no se manifestaron en él enfermedades graves que le impidieran seguir el ritmo normal de su vida. Ni siquiera sus abultadas dioptrías fueron obstáculo para el trabajo. Inesperadamente, de forma repentina, le sorprendió la muerte el día 4 de abril de 2001. «Velad y orad, porque no sabéis el día ni la hora ... » De segu– ro que él ya estaba con las manos llenas y dispuesto para el v1;:ye. De una manera, también un tanto brusca, doy por finaliza– da la biografía de este hermano capuchino. Su existencia estu- 154