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Marzo Superados los estudios primarios realizados en su patria chica, y empujado por la acendrada religiosidad de sus proge– nitores, tomó la decisión de entrar en el seminario a la tempra– na edad de diez años. El ejemplo de su tío, Antonio de Carrocera y de su primo Cayetano, ambos capuchinos, favoreció e impulsó este incipien– te deseo de llegar también algún día a vestir el hábito de San Francisco. En octubre de 1916 ingresó en el colegio de El Pardo, donde permaneció hasta 1921 estudiando humanidades. Realizó en Bilbao el año de noviciado que comenzó el 18 de agosto de 1921 con la toma del hábito religioso. Un año más tarde, cum– plido el tiempo de prueba, hace entrega de su vida al Señor emitiendo los votos temporales el 20 de agosto de 1922. Este mismo año se traslada al convento de Montehano para cursar los estudios de filosofía (1922-1925), prosiguiendo la carrera eclesiástica en León (1925-1929). En la ciudad leonesa emitió los votos solemnes, el 15 de agosto de 1927, y accedió al presbiterado el 25 de mayo de 1929. Ya en esta época comenzó a manifestar una tendencia clara hacia el estudio de la historia, que sería un hito en su vida y mar– caría posteriormente el talante de toda su actividad científica. Terminado el año de pastoral y elocuencia, realizado tam– bién el León, el padre Buenaventura fue incorporado a la fra– ternidad de Jesús de Medinaceli. Esto sucedió el 12 de julio de 1930, y en este destino se mantendría prácticamente el resto de sus días, con sólo un intervalo de seis años en los que estuvo destinado en San Antonio se Cuatro Caminos. Durante estos primeros años de permanencia en Madrid, comenzó a iniciarse en el ministerio de la predicación y aten– ción de los fieles en el confesonario, cooperando también con 141