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no desdeñable cifra de 60.000, una de las más altas en España en este género de publicaciones. También en Santander publi– có su libro Témporas de primavera, en 1957. Éste sería el prime– ro de una serie de libros que verían la luz en años posteriores . Elegido definidor en el Capítulo de 1960, desempeñó al mismo tiempo el cargo de guardián de León y, en el trienio siguiente, el de vicario de la misma fraternidad. El año 1967 lo pasó en Bilbao, contactando con los pauli– nos, a fin de pormenorizar los detalles de su colaboración en la revista Familia Cristiana, colaboración que mantendría hasta el año 1974. El padre Eusebio ha sido uno de los religiosos m~s itineran– tes por los conventos de nuestra Provincia de Castilla, aunque su estancia en ellos no agotó siempre el tiempo de los trienios asignados. Incluso en algunos no llegó a integrarse definitiva– mente, como sucedió en el caso de Manzanares, adonde fue destinado en 1945. Después de pasar un año en Bilbao y los dos siguientes en Gijón, fue destinado al convento de San Antonio de Cuatro Caminos en el trienio 1969-1972, con el cargo de definidor y responsable de la Casa de Ejercicios. Aquí también tuvo lugar la preparación de otro de sus libros, el titulado: Se fue con prisas a la montaña, un libro extenso y difícil, fruto de su relación con los controvertidos fenómenos de Garabandal. Dicha publicación aparece firmada con el seudónimo de Dr. Gabelas. Sucesivos traslados y destinos le llevaron posteriormente a los conventos de Gijón (1972-1974), Montehano, en calidad de vicario (1974-1977), Vigo (1977-1981), León (1981-1984), Montehano (1984-1990), con breve estancia en Valladolid en 1987, y León (1990-1996). Ésta fue la última estación que marca su itinerancia por los conventos en que transcurrió su vida. 134

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