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Marzo <lose, finalmente, a vivir la vida religiosa dentro del carisma franciscano. Cumplidos los treinta y cinco años se planteó decididamen– te dar los pasos pertinentes para iniciar el nuevo camino. Después de haber realizado un tiempo de postulantado comen– zó el noviciado en Bilbao, el 17 de diciembre de 1959, y allí emitió sus primeros votos, el 18 de diciembre de 1960, siendo conocido desde su toma de hábito con el nombre de fray José Luis de Puente Genil. Imitando su gracejo andaluz, casi todos le nominaban como «Pepeluí», cosa que él aceptaba con agradó y le animaba a conversar con su característico lenguaje, adere– zado con la salsa de chistes, refranes y ocurrencias. Profesó solemnemente en el convento del Sagrado Corazón de Usera, el 22 de diciembre de 1963; y después de haber pasado una temporada en Bilbao realizando algunas obras materiales, pasó al colegio de Santa Marta (Salamanca); a cuya fraternidad había sido destinado en el Capítulo provincial de 1963. En 1964 fue trasladado al convento de El Pardo. Este con– vento, en el que vivió y trabajó por espacio de diecisiete años, era especialmente querido por él, siendo el único en el que per– maneció de una manera constante desarrollando un trabajo ftjo: el cuidado de la granja. Siempre evidenció un gran entu– siasmo por esta actividad que supo llevar a cabo con cariño, efectividad y excelentes resultados. Le encantaba el cuidado de los animales, de las palomas, de los pajarillos, que parecían conocerle y entenderle como si fuera un gran amigo y daban muestras, con su jolgorio, de sen– tirse alegres en su presencia. Era tal su sintonía con los pájaros que, como dijo alguno de sus compañeros, «a cualquier cosa que metiera en una jaula la hacía cantar y que se sintiera feliz». 126