BCCCAP00000000000000000000710
Marzo generosamente realizado, sintetizan todo su haber como sacer– dote, religioso y capuchino. El padre Camilo fue un hombre de carácter pacífico, sereno, apaci– ble y servicial. Muchas son las personas que han manifestado su agra– do en conversar con él porque transmitía paciencia, tranquilidad y paz. juzgaba con sosiego todos los acontecimientos de su vida. Preguntado en cierta ocasión si tenía nostalgia de los años pasados, contestó: «No. J0 creo que el tiempo mejor es el presente, y hay que vivir– lo intensa y plenamente. El pasado y el futuro no nos pertenecen, por lo tanto no debemos volver nunca la mirada hacia atrás, porque se puede prestar al pesimismo; ni tampoco al futuro, que nos puede llevar a un estado de ansiedad y depresión. Dios es siempre presente y en cada presente renueva su amor hacia nosotros y nos hace felices». A su conversación, parca en palabras, no le faltaba nunca una chispa de humor y simpatía: -¿Ha pensado que es el religioso más anciano de la Orden? -Eso dicen por ahí. iPobre Camilo, qué viejo soy! _¿ Qué tal anda de memoria? -Estoy completamente desmemoriado y, para colmo, sordo. La memoria nunca la tuve buena. _¿Quién es usted? -le pregunta un niño. -Un misionero. _¿ Cuántos años tiene? -Noventa y nueve años. -Y ¿qué hay que hacer para llegar a esa edad? -Pues no morirse antes. _¿Recuerda que muchas veces le han elegido para superior? -Sí, algo recuerdo, pero le advierto que era elegido porque no habia otro. Mucha sencillez y mucha humildad en este religioso capu- chino. 122
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz