BCCCAP00000000000000000000710

Marzo do trienio de su estancia en Medinaceli tuvo también a su cargo la administración de la revista El Mensajero Seráfico. Un nuevo traslado en 1963, esta vez a Valladolid como vica– rio, le obligó a abandonar la procuraduría de misiones. Por aquellos años estaban muy avanzadas las obras de construcción del nuevo convento e iglesia, que él pudo contemplar termina– das. Durante su estancia en la ciudad castellana tuvo la oportu– nidad de intercalar un paréntesis grato y muy afectivo para sus recuerdos: fue invitado a la celebración de los cincuenta años de permanencia de los capuchinos al frente de la parroquia de Santa Inés de Cumaná (Venezuela). No le faltó tiempo para conseguir los oportunos permisos de los superiores y viajar a la ciudad donde había trabajado tantos años. Fue una añorada oportunidad para revivir sus recuerdos de juventud y reavivar las intensas amistades que había conseguido durante su estan– cia en la ciudad venezolana. En el Capítulo de 1966 la obediencia le obligó a cambiar nuevamente de residencia, esta vez para ir a Bilbao, como supe– rior; y otra vez se vio forzado a presentar la renuncia al cargo por motivos de salud. Una vez aceptada la renuncia se trasladó a Santander como vicario, en 1970. Fue muy significativa para el padre Camilo la última etapa de su vida, que se desarrolló en el convento de Usera. A esta fra– ternidad se incorporó en septiembre de 1972 con los cargos de vicario y responsable de la administración en el colegio, y a ella perteneció oficialmente hasta su muerte. Cuando en 1975 cele– bró el cincuenta aniversario de su ordenación sacerdotal, aban– donó también su trabajo en el colegio. Esta efemérides resultó para él una fecha memorable, en la que pudo disfrutar del cari– ño de alumnos y profesores, un afecto que había sabido ganar– se con su simpatía, atención y amabilidad durante los años que estuvo colaborando en el mantenimiento del colegio. 120

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz