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La primera etapa, correspondiente a sus años de estu– diante en Roma, se centra en la polémica sobre la posibi– lidad de una filosofía de corte cristiano, y se inclina por la solución aportada por Étienne Gilson. - En un segundo momento valora las tradiciones religiosas de los pueblos a través de la historia, investigando las relaciones entre la filosofía y la sabiduría, y tratando de unificarlas en un todo apto para ser asimilado como forma de pensamiento y como vivencia. El tercer momento es más personal y definido, decantán– dose por una clara tendencia de tinte heideggeriano in– terpretado a la luz del humanismo de San Agustín y de Santo Tomás de Aquino. En la cuarta etapa su investigación se centra en el conoci– miento filosófico y sapiencial de todas las culturas, fiján– dose en las relaciones que existen entre concepto e intui– ción y siguiendo las pautas de San Agustín, San Buena– ventura y varios filósofos modernos. Podemos decir, en resumen, que todos los temas filosóficos, humanísticos y teológicos han sido asimilados y formateados en su mente para determinar un modelo bien definido: el de «pen– sador cristiano». ESCRITOS. La obra escrita del padre Rivera es extensísima, ya que supo complementar siempre su docencia oral con la publicación de libros y numerosísimos artículos y recensiones en las más afamadas revistas: Presupuestos filosóficos de la Teología de la historia; San Francisco en la mentalidad de hoy; r lnamuno y Dios; España y América. Por un camino filosófico común ... , son algu– nos de sus títulos. 105