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gla, estando aquejado por varias dolencias que le obligaron a some– terse a alguna operación quirúrgica. Pocas semanas antes de su muerte quedó ingresado en el sanatorio de La Milagrosa, de Madrid, donde le aliviaron bastante su problema cardio-respiratorio a pesar de que su estado general se agravaba por momentos: dejó casi total– mente de comer y pasaba horas enteras sin hablar. Solamente cuan– do se le mencionaba El Pardo, o se sacaban a relucir sus temas favoritos sobre la música, la arqueología, la geología..., el P. Teófilo recobraba la normalidad y animadamente se ponía a conversar con las personas que le atendían. En las primeras horas del día 2 de diciembre de 1987 fallecía en la enfermería provincial de San Antonio, a la edad de 86 años, 70 de vida religiosa y 62 de sacerdote. Sus restos fueron trasladados al cementerio de El Pardo, donde había permanecido casi toda su vida. Toda la existencia del P. Teófilo estuvo dedicada a la investiga– ción en diversos campos y a la enseñanza en el seminario de El Pardo. No había realizado oficialmente estudios superiores ni ad– quirido grados universitarios, pero su preparación intelectual fue intensa y continua, aprovechando numerosas ocasiones para per– feccionar sus conocimientos humanísticos en diversos centros. Fruto de su profunda inquietud por la ciencia y la investigación fueron los cursos de especialización a que asistió, las obras que pu– blicó y los cargos que desempeñó en diversas instituciones cien– tíficas: - Dos cursos de filosofia clásica en el Centro de Estudios Histó– ricos de laJunta de Ampliación de Estudios, de Madrid, de la que al mismo tiempo era colaborador. - Tres cursos de humanidades clásicas en la Pontificia Universi– dad de Salamanca. - Alumno del seminario de historia primitiva del hombre, en la Universidad de Madrid. 992