BCCCAP00000000000000000000709

conveniente consignar estos datos y fechas para recordar a los hito– riadores la dificultad que existe para asignar a los religiosos de la Custodia una residencia exacta, ya que fueron unos años en que existió una gran «movida» de personal.) Vuelto a España en 1929, fue adscrito a la fraternidad de El Pardo, donde estuvo hasta 1931, en que fue trasladado a la comuni– dad de Montehano como instructor de los postulantes para herma– nos no clérigos. En este convento le sorprendió la Guerra Civil española, debiendo abandonarlo como los demás religiosos: prime– ramente se refugió en Isla (Santander), de donde pasó a Bilbao en busca de un sitio más seguro. Terminada la Guerra Civil, volvió al convento de Montehano, donde permaneció hasta el 5 de octubre de 1944 en que fue destinado a León, su última residencia. Con una edad bastante avanzada y completamente ciego, falle– ció en el convento de León el 1 de diciembre de 1951, a los 77 años, 52 de religioso y después de haber pasado en América 20 años. Fray Ezequiel se distinguió en todas partes por su carácter sencillo, alegre y servicial. Fue un religioso incansable en el trabajo, que nunca encontró tiempo para estar ocioso. Su espíritu de laboriosidad llegó a con– vertirse en una verdadera obsesión, hasta el punto de que, estando ya casi completamente ciego, solía repetir que el mayor sufrimiento no se lo causa– ba la ceguera, sino «la imposibilidad de trabajar». Buen ejemplo fue Fray Ezequiel de lo que debemos ser los hermanos menores capuchinos que, en ocasiones, y gozando de buena vista, no sabe– mos apreciar el alcance que tienen las palabras del programa televisivo «el tiempo es oro». «... El mañana es como una letra de cambio para cobrar en elfuturo; el ayer es un talón que ya ha sido cobrado. Sólo el hoy es dinero efectivo. iUsémoslo!» (Edwin Bliss). BIBLIOGRAFÍA: BOP 4 (1951) 135; Cayetano 160; Estanislao 145 148 179 211 275 320. 983

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz