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nes con recelo, reflexionando los pros y los contras antes de tomar cualquier decisión definitiva. Su carácter, un tanto pueril, le hacía sorprenderse fácilmente ante si– tuaciones a veces llenas de irifantilidad. Tenía un natural amable y poco complicado, asequible y algo depen– diente. Buen conversador, ponía un singular cuidado para hacer actuar los resortes psicológicos que consideraba más eficaces en sus relaciones sociales o en las tertulias que mantenía con los hermanos de la fraternid.,ad. Admiraba y reconocía fácilmente las cualidades de los demás. Dentro de su sencilla espiritualidad tenía una importacia fundamental la devo– ción a la Virgen. BIBLIOGRAFÍA: BOP 13 (1951) 31, 47 (1994) 45 s; Flash, n.º 152 (1994) 40 s. «El Niño Seráfico», agosto de 1948, julio-agosto de 1951, septiembre-octubre de 1953. 51