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Enerü . , En mayo de 1946 regresó nuevamente a Montehano, donde permaneció hasta 1968. En este año fue ingresado en la enfermería de San Antonio de Cuatro Caminos. Fray Arsenio estaba especialmente capacitado para los trabajos manuales, siendo un experto en mecánica y albañilería. Durante los años que permaneció en Jesús y en El Pardo, antes de la guerra, trabajó con gran eficacia como mecánico de la imprenta de El Men– sajero Seráfico, aprovechando el tiempo para realizar también otros pequeños trabajos de su especialidad. No menos valiosa fue su aportación a los trabajos de albañilería que se debieron realizar con motivo de la construcción o reparación de los conventos de Vigo, Jesús de Medinaceli, El Pardo, Valladolid y Montehano. Su último oficio como canovero en Montehano, estuvo salpica– do de numerosas anécdotas que recuerdan con cariño todos los religiosos que le conocieron. Trabajó en las obras del cierre de la marisma, y reconstruyó la espadaña de la iglesia que había sido derribada por un rayo. En las Navidades de 1968 fue ingresado en la enfermería de San Antonio, donde, poco a poco, se fue debilitando su salud. Falleció a consecuencia de un colapso cardíaco a las seis de la tarde del 9 de enero de 1969. Se le administraron previamente los santos sacra– mentos, que él recibió con plena consciencia. Había cumplido 89 años de edad y 60 de vida religiosa. Fr. Arsenio fue un religioso incansable que no conoció la ociosidad. Era sumamente esmerado en el cuidado de las cosas, ordenado y responsa– ble en la realización de todos los trabajos que se le encomendaron. Durante toda su vidafue un ejemplo de sencillezfranciscana, un mode– lo de observancia, un asiduo practicante de la oración. Fue notable su regularidad en la asistencia a los actos de comunidad, no buscando nunca motivos para disculpar su ausencia, ni por trabajo ni por enfermedad. BIBLIOGRAFÍA: BOP 22 (1969) 11-13. 16

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