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callada y sin alardes, y se puede resumir con dos palabras: trabajo y oración. Pásó por este mundo silenciosamente, calladamente, sin realizar obras eximias ni proezas que nos permitan recordar espectacularmente su memo– ria; pero brilló en su vida el hecho sencillo y cotidiano del cumplimiento del deber, que es lo que verdaderamente sirve para mantener viva su memoria y para acercarnos a su rjemplaridad de auténtica minoridad franciscana: se asemeja a esas potentes luces que, cuanto más intensa es su luminosidad, menos se dejan contemplar. Fue edificante para los religiosos por su observancia y espíritu de ora– ción, viéndosele, aún en las horas de descanso, en el coro o en la iglesia entregado a sus prácticas de devoción. Profesó una sincera devoción a la Virgen Inmaculada. BIBLlOGRAFÍA: BOP 4 (1951) 135 s. 1041