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~· •• Diciembre que existían en Venezuela, siendo siempre partidario de dicha unión. Durante su mandato dio impulso y aliento a las tareas de la formación y a los religiosos encargados de la misma, con el fin de acelerar lo más posible la implantación de nuestra Orden en Ve– nezuela. · En la hoja que se repartió a los fieles asistentes a sus funerales estaban escritas las siguientes frases que, a manera de flash, retratan la personali– dad del P. Francisco: « Toda sepa:ración es dolorosa, pero ésta lo es de manera especial. Nuestro hermano era noble, honesto, desinteresado, comprensivo y recto; capaz de tomar iniciativas en bien de sus hermanos o secundar las que otros tomaban. Profundamente humano y servicial. Su muerte -a criterio nuestro- llegó cuando tenía mucho que darnos, mucho que enseñarnos, mucho que hacer... » El P. Francisco fue un hombre de gran corazón y de espíritu sensible que, en ocasiones, no sabía disimular. Hablaba de papá Dios; no sentía vergüenza en llamar mamá a su madre, anciana de más de ochenta años; saludaba con un espléndido hola, abuelita a una tía suya, que contaba más de cien años de edad... jovial, alegre y expansivo, sintonizó fácilmente con los demás, desper– tando confianza, irradiando simpatía, gracia y buen humor, dentro del aire discreto y sencillo que le caracterizaba. Como Superior, fue un verdadero hermano de los religiosos, que supo armonizar equilibradamente la responsabilidad de sus acciones con una profunda comprensión de las cosas y de las personas. BIBLIOGRAFÍA: BOC n.º 39 (1983) 357-359; BOP 36 (1983) 237 s; Flash, n.º 68 (1983) 46 s; AO 103 (1987) 145. 1038
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