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Diciembre se había puesto en práctica durante aquellos años y que, desgracia– damente, tuvo poco éxito a causa de la inexperiencia, falta de pro– gramación seria y problemas que surgieron en tomo a los religiosos que en ella tomaron parte. El Hno. Modesto estaba ya incardinado a la comunidad de Va– lladolid en 1973, permaneciendo en la misma hasta que, en 1977, pasó a la enfermería de San Antonio, a la que regresó después de haber pasado varios meses en el convento de La Coruña. Durante los años que permaneció en la enfermería se dedicó al cuidado de los enfermos, mientras su salud se lo permitió. Última– mente, se le agravó notablemente su salud, hasta el punto de verse con grandes dificultades para realizar cualquier movimiento. Falle– ció el día 5 de diciembre de 1988, cuando estaba próximo a cumplir los 82 años de edad, de los cuales dedicó 61 a servir a Dios en la Orden capuchina. Tanto en España como en Venezuela desempeñó las labores propias de su condición de hermano no clérigo, sobresaliendo por su labor, realizada, de forma casi permanente, en el oficio de cocine– ro, que fue su principal trabajo en todos los conventos por donde pasó. El Hno. Modesto fue un religoso amable y sonriente, que llevó su buen hacer culinario de forma caritativa y servicial en favor de las fraternidades a las que perteneció. Durante su permanencia en la enfermería, y una vez restablecido tem– poralmente de sus dolencias, se ofreció para quedar en la misma en calidad de enfermero, dadas las necesidades que existían. Era habitual encontrarle con los otros hermanos enfermos confortándoles con sus palabras de aliento y siempre con la sonrisa en los labios. Durante su tiempo libre pasaba largos ratos rezando en un rincón de la enfermería, uniendo así a su servicialidad el ejemplo de su piedad. BIBLIOGRAFÍA: AO 111 (1995) 174;BOP 41 (1988) 163 s, 30 (1977) 152 388. 1010

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