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Los dos primeros años de su vida sacerdotal los pasó en los conventos de Santa Marta (Salamanca) y Santander. En las Tablas correspondientes al Capítulo de 1954 figura entre los religiosos adscritos a la comunidad de Santander, como delegado local de la OSM, pero fue relativamente corta su estancia en este convento, ya que, en el mismo año, durante el mes de noviembre, salió de Espa– ña para incorporarse a la Custodia de Venezuela-Cuba. Primeramente fue destinado a Barquisimeto y al poco tiempo, en 1955, se encontraba ya en la ciudad de Maracaibo que sería su residencia habitual hasta 1976. Nuestros religiosos de Maracaibo no han reducido su labor apostólica solamente a la parroquia de San Judas; también El Convento y la parroquia de Ziruma estuvieron bajo su cuidado espiritual, y en los tres lugares trabajó el P. Crisógo– no desempeñando diversos ca1gus y ejerciendo el ministerio sacer dotal. En 1976 fue trasladado a Cumaná, donde permaneció por espa– cio de ocho años. En 1984 se le destinó a Mérida y, en 1990, regresó por segunda vez a Cumaná donde permaneció hasta que los reli– giosos abandonaron esta residencia. Respecto al cierre de la casa de Cumaná quiero consignar los siguientes datos: - El 11 de agosto de 1993 se reunió el Consejo Viceprovincial en la residencia de La Florida. Entre los acuerdos tomados figura el siguiente: « Ya se ha pedido el decreto de supresión de las casas de Cumaná y El Convento de Maracaibo. Roma ha recibido ya la notificación y emitirá el decreto en cuanto reciba la constancia de que se ha comunicado a los obis– pos respectivos. Al lado de la casa de Cumaná hay un solar de forma tringular de 850 metros cuadrados, que es propiedad de la Orden como consta en documento notariado. Dicho terreno no tiene por qué pasar a la diócesis». - En la reunión del 15 de septiembre de 1993 se dice escueta– mente: 999
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