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24 JESUS BEUNZA DE GUERENDIAIN, O. F. M., CAP. dad específica del apostolado misional : la conversión para la salvación en e! encuentro con Cristo salvador a través de las diversas motivaciones del proceso de conversión. En determinados temarios, y consignas para su explanación, de misio-. nes que hemos presenciado, tampoco ha faltado el excesivo oportunismo y manifiesto error de visión sobre la realidad del ambiente, como si se tra– tara de zonas humanas, que más que un apostolado de conversión requerían un más alto nivel de cultura religiosa y de perfección cristiana. Si no creemos que sea necesario en nuestros pueblos y ciudades implantar misiones de con– versión a la fe, porque no es tónica general la incredulidad, tampoco debe– mos caer en la ingenuidad de pensar que no hay muchas almas en estado de pecado, muchas vidas en lejanía permanente de Dios. VI. HACIA UN TEMARIO-BASE TRADICIONAL RENOVADO Habiendo defendido, en general, la misión tradicional remozada con as– pectos nuevos, y el enfoque de las misiones en torno a su idea central clá– sica, enriquecido con nuevas perspectivas, tratándose ahora del temario de la misión, no puedo, sin faltar a la lógica, caminar por una línea distinta. En efecto opino que podemos y debemos conservar el te_mario-base de las mi– siones, sin que, incluso, tengamos mucho que añadir, pues hemos ido evolu– cionando al compás de las nuevas tendencias pastorales y hemos incorpora– do a lo tradicional la mayor parte de los temas que hoy no se pueden eludir. Pero también concretamente en los temas de predicación como en la orientación general de la misión de que antes hablamos, habremos de salir del "inmovilismo retardatorio" enriqueciéndolos con aspectos y perspectivas nue– vas. Es precisamente en ellos donde debe aparecer el sentido histórico-bíblico, cristocéntrico y eclesial de la salvación que la misión anuncia y lleva a las almas. 1. 0 Sermones de misión. Sin dejar de encaminarlos, al estilo clásico a la salvación personal, a urgir la respuesta del hombre al llamamiento de Dios y al encuentro de la gracia, que es salvación en el sacramento de la penitencia y en la Eucaristía, no deben dejar a los oyentes en la angustia que siempre brota en ellos de la conciencia y situación de pecadores, de la incapacidad radical en que se sienten para poder afrontar con éxito la lucha contra el pecado y el problema de la salvación. No debe dejar en -las almas la impresión de que es imposible salvarse... En los sermones misionales, no sólo en plan de exhortación a la confianza, sino como parte integrante de la doctrina que se expone, sea la salvación, el pecado, el juicio de Dios, las pe– nas y premios eternos, y con mucha más amplitud en los sermones de la misericordia, la Redención, la Pasión, etc., deberá exaltarse la obra de Dios, la salvación en el misterio pascual de Cristo, que ha vencido el. pecado, la

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