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22 JESUS BEUNZA DE GUERENDIAIN, O. F. M., CAP. ffcilmente podremos lograrlas en la práctica de la predicaci6n, y mientras los catecismos y cursos de religi6n no se encaucen por esos caminos, el pueblo cristiano no podrá entenderlos. Por ahora y mientras la Iglesia no nos dé una definici6n definitiva de las misiones al pueblo fiel, que nos obligue a un enfoque distinto y total– mente nuevo, creo que debemos seguir levantando el edificio de la misión sobre la base tradicional del principio y fundamento, centrando toda la mi– sión en torno al problema de la salvaci6n eterna; pero eso sí, enriquecido con el aporte de los nuevos aspectos a que antes nos hemos referido; el pro– blema de la salvaci6n, no tratado como quehacer exclusivo ni principal del hombre, rii s6lo en sus facetas humano-sicol6gicas, moralizadoras, individua– listas, sino en una perspectiva más histórico-bíblica, más cristocéntrica y eclesial, es decir, dando relieve y subrayando la obra salvífica de Dios por Cristo en la Iglesia. De este modo habremos dado a las misiones un enfoque nuevo, mejor diríamos renovado, remozado, enriquecido -tradici6n que asimila lo actual y lo incorpora a lo antiguo- comenzando por fijar un centro de visión, una idea síntesis con perspectivas y horizontes más amplios, más completos y sobre todo más a nivel de las orientaciones doctrinales y pastorales de nuestro tiempo. El problema de la salvación, designio eterno del Padre, realizado por Cristo en el misterio pascual y que se actualiza en nosotros en la Iglesia y en el acontecimiento de la misión, problema siempre en peligro y en incóg– nita por parte nuestra, debido a nuestras posibles resistencias a la gracia; y que exige nuestra conversión a Cristo dentro de las condiciones impuestas por El para nuestra salvación y el rendimiento de nuestra voluntad libre a la voluntad de Dios, centraliza perfectamente todos los temas misionales an– tiguos y modernos y nos da la base para lograr la trabazón y contextura de toda la predicación y actividades de la misión, de modo que resulte un conjunto de férrea 16gica, una técnica perfecta de ruptura de frentes, dentro de la combinaci6n ineludible de la obra salvífica de Dios y de la coopera– ci6n del hombre. V. ENSAYOS Y EXPERIENCIAS DE TEMARIOS MISI0NALES NUEVOS De la orientación y enfoque te6rico que se dé a la m1s10n y de los obje– tivos que se le prefijen ha de brotar naturalmente la redacci6n de los temarios misionales. De ahí, en nuestros días, la proliferaci6n de una temática misio– nal distinta de la tradicional, como es distinto el punto de mira desde donde se contempla y proyecta la misi6n. l.º Los que se crean capacitados para predicar m1S1ones de estilo total– mente nuevo y en forma íntegramente reformada, y crean además en la eficacia mayor de esta clase de misiones, encontrarán, por ejemplo, un te-

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