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EL PROBLEMA DE LA RENOVAC!ON DEL APOSTOLADO... 17 tin problema colectivo, la conversión es siempre un drama individual. Si las misiones son apOstolado de conversión, la predicación misionera ha de tratar de enfrentar a los oyentes con su propio problema, con su responsabi– lidad ante el mensaje de salvación que se le trae en nombre de Cristo. Cuan– do la misión haya conseguido dejar a todo u11 pueblo en la alegría jubilosa de la paz individual de sus conciencias, en la experiencia casi sensible del perdón y de la gracia de Dios, esa feligresía estará en las mejores condicio– nes para que la pastoral ordinaria encamipe sus esfuerzos a conseguir hacer de ella una comunidad viviente en la celebración litúrgica, en el apostolado, en la caridad, en la vida social, en la reforma de las estructuras. Las misiones como los ejercicios de San Ignacio, aunque en ambientes distintos, han de tender a formar la conciencia cristiana, a llevar las almas al encuentro con Cristo; son apostolado masivo en forma de pregón dirigido a la muchedumbre, pero que quiere teper resonancias individuales, provo– car . el drama personal de la conversión. A un apostolado extraordinario de unas jornadas de duración no se. le puede pedir tampoco más, ni se le puede responsabilizar de todos los aspectos de la vida cristiana. Apostolado de im– pacto, su función propia es dar u11 impulso nuevo a la vida cristiana de la parroquia y dejar a los feligreses mejor dispuestos para las empresas salva– doras y santificadoras de la pastoral ordinaria. N.o obstante estas apreciaciones, dado el individualismo tan acentuado de nuestras gentes, lo mismo en lo religioso como en todo, y como prepa~ ración de ambiente para la labor futura de los encargados de la cura de almas, será conveniente incluir en las predicaciones misionales el aspecto comunita– rio de la vida cristiana, enfocar la predicación hacia una visión más cristia11a y colectiva de la historia, a despertar la responsabilidad individual dentro de la Iglesia; Cuerpo Místico de Cristo, Elementos valiosos, para ello, los po– demos encontrar en las meditaciones de los cursillos de cristiandad o de las ejercitaciones. Sin cambiar para nada el temario misional se pueden incrus– tar en cada tema algunas consideraciones y hacer algunas aplicaciones prác– ticas. La obra quedaría más completa, si se dedicaran algunos días de postmi- 1ión a ambientar a los ~ieles en orden a la cooperación con el clero en la organización de la parroquia en comunidad viviente, en sus diversos aspec– tos de culto, de apostolado, de caridad, de movimiento familiar cristiano, etc. 111. TRADICION Y RENOVACION Por todo lo hasta ahora expuesto parecerá que mi intento ha sido de– fender las misiones clásicas, tradicionales. No me recato de confesarlo. Pero creo que también está bien claro que no adopto una postura integrista y tota– litaria, que no defiendo un conformismo a ultranza. He procurado adaptar– me a la fórmula del Papa Pablo VI que creo tiene aplicación al caso concre-

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