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62 REVISTA ESPAÑOLA DE TEOLOGIA.-Tarsicio de Azcona 5. HECHOS HISTÓRICOS Y HECHOS RELIGIOSOS Los párrafos anteriores han pretendido sólo liberar el quehacer histórico, derribar empalizadas que en manera alguna vienen urgi– das desde la fe católica y préparar posiciones convenientes para en– frentarse a problemas de naturaleza histórica. No pensamos en des– mantelar situaciones y privar a nadie de recursos; mucho menos, destruir la religiosidad de los fieles, desorientarlos con problemas nuevos o ceder al prurito de la iconoclastía. Tratamos de conciliar en lo posible dos extremos difíciles. Segui– mos sin prejuzgar si en los orígenes apostólicos de la iglesia penin– sular o de Aragón guardan correlación los hechos históricos, avala– dos por documentación fehaciente, y los hechos religiosos, expresión viviente de los sentimientos religiosos de una colectividad. Lo que se debe evitar es comenzar este estudio con el prejuicio de que tales orígenes tienen que ser históricos a toda costa, ya que de otro modo peligrarían la fe y la vivencia religiosa. En último término se trataría de una formulación, no la más aguda, de las relaciones entre fe y razón. Es evidente que todo es más fácil, cuando ambos términos se suceden en perfecto engranaje. Pero también es verdad que la his– toria de todas las religiones y de sus libros sagrados ofrece ejem– plos de hechos religiosos con vivencias profundas, no sustentados en hechos históricos. Los hechos compostelano y pilarista han en– trado en la historia y han adquirido tal envergadura que pueden subsistir y seguir alimentando el sentimiento religioso de los pue– blos, aunque les llegue a fallar el apoyo del origen histórico. Son hechos religiosos de primer orden e indestructibles ; son focos de irradiación religiosa y cultural que han perdurado sin apagones ni intermitencias. Se podrá discutir con qué autenticidad y con qué intensidad han realizado dichas funciones ; pero ahí están como ta– les hechos religiosos. Cuestión bien distinta es la siguiente: Caso de carecer de fun– damento histórico, fontal y en origen, ¿ cómo deben explicarse di– chos hechos religiosos? Será necesario recurrir a la historia del sen– timiento religioso, a la antropología religiosa y a la etnografía, o a disciplinas similares; será necesario tener un gran conocimiento de la historia bíblica y de la Iglesia e incluso de la historia compa– rada de las religiones. Pero sin pensar nunca que de otra manera se bambolean las columnas de la fe o de la religiosidad peninsu– lares 16 • 16 Renunciamos incluso a citar a los escritores que han mexclado en este asunto el tema del "ser de Espafi.a".

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